El Poder Judicial debe recuperar sus verdaderas funciones
El sistema político argentino está desestabilizado, las funciones que debe cumplir cada poder del Estado se mezclan y no se respetan. El Poder Judicial es uno de los ámbitos que sufre mayores intervenciones y manipulaciones.
A lo largo de la historia política argentina diferentes casos han reflejado la falta de coherencia y eficiencia en los órganos de poder del Estado. Corrupción, mal desempeño y arreglos que sólo responden a intereses que en nada reflejan al pueblo argentino.
El Poder Judicial es uno de los más criticados por su mal funcionamiento. Casos como la ley Flamarique, en la que el gobierno de Fernando de la Rúa sobornó a integrantes del Senado para aprobar la ley de flexibilización laboral, demuestran la ineficiencia de una justicia que tardó más de nueve años en procesar al mandatario.
A pesar de que uno de los senadores que recibió la coima, Mario Pontaquarto, confesó con detalles la operación, el Poder Judicial se puso como traba principal decidir si De la Rúa sería parte o no del juicio por las coimas que permitieron sancionar la ley el 26 de abril del 2000.
El ex mandatario apeló su procesamiento, caratulado como autor de cohecho activo agravado, dictado por el juez Daniel Rafecas en febrero de 2008. El caso quedó a cargo de la Sala I de la Cámara Federal, en dónde todo se paralizó. La causa cuenta hoy con nueve imputados.
En diciembre de 2008 surgieron nuevas demoras por la discusión entre el ex mandatario y la Cámara Federal acerca de quiénes deberían ser los camaristas que decidan si se confirma o no el procesamiento. A esto se sumó, que se tardó seis meses en convocar al ex presidente para que hiciera su declaración, trámite que no debería llevar más de un mes según el código procesal.
Agosto de 2009 marcó un cambio después de tantos años: luego de que la Cámara Federal confirmara el procesamiento, el fiscal Federico Delgado pidió el juicio oral y público para De la Rúa por el delito que establece una condena de entre uno y seis años de cárcel. De no surgir imprevistos, el debate podría comenzar a fines de 2010 a cargo del Tribunal Oral Federal N° 3 ¿Es posible que la justicia argentina demore más de diez años para resolver un caso de corrupción de funcionarios públicos?
Otro ejemplo del entrometimiento y la influencia del Poder Ejecutivo, y del mal desempeño del Poder Judicial, fue la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia que se inició en 1995 durante la presidencia de Carlos Menem por una denuncia del abogado Ricardo Monner Sans, en base a una investigación periodística del diario Clarín. La operación fue cubierta mediante cuatro decretos, firmados por Menem y sus ministros, que afirmaban que las armas tenían como destino final Venezuela y Panamá.
Tras la confesión del ex interventor de Fabricaciones Militares, Luis Sarlenga, en junio de 2001 el juez Jorge Urso procesó y envió a prisión domiciliaria a Carlos Menem. Seis meses más tarde, sorpresivamente, la Corte Suprema de Justicia emitió un fallo absolutorio con el cual el ex presidente recuperó la libertad; un claro ejemplo de acuerdos internos en el que se ignoraron los reglamentos establecidos por la justicia. Algo común durante la gestión menemista en la que el ex mandatario fue siempre indiferente a las decisiones del Congreso y designó a los miembros de la Corte Suprema a su antojo.
En este contexto, es imposible olvidarse de un importante caso de soborno como fue Skanska que involucró a la empresa sueca que lleva ese nombre, a empresas privadas y a funcionarios públicos de la gestión del ex presidente Nestor Kirchner.
En 2005 el Ministerio de Planificación inició un concurso privado de precios para la construcción de dos gasoductos en el país. El proyecto era gerenciado por la empresa Transportadora Gas del Norte, la cuál le advirtió al Ente Nacional Regulador del Gas, que funcionaba como autoridad de control, que Skanska pagaba 152% de sobreprecio, alrededor de 17 millones, algo que Enargas desestimó. El caso fue descubierto por el juez del fuero en lo penal Javier López Biscayart.
Durante el desarrollo de este caso el poder judicial sufrió numerosas presiones: el apriete que realizó el ex ministro del Interior, Aníbla Fernández, mediante una denuncia ante el Consejo de la Magistratura contra el juez Biscayart fue una de ellas. El pedido de juicio político por parte de un integrante del propio gobierno para un juez que investigaba las acciones corruptas de funcionarios públicos sobrepasó los límites.
Otra instancia judicial influida por el gobierno fue cuando la Sala IV de la Cámara de Casación decidió la excarcelación del único testigo que habló de los sobornos, Adrián López, presidente de Infinity Group, quién también fue amenazado. Si bien el magistrado aceptó el pedido de traslado, el ex ministro Fernández, de quien dependía la Policía Federal, ordenó a los efectivos que no cumplieran la orden del juez, sobrepasando nuevamente las decisiones de la justicia argentina, porque, según él, los tratados internacionales sobre derechos humanos impiden que presos comunes sean alojados en dependencias policiales.
Esta situación llevó a que, en aquella época, la candidata presidencial Elisa Carrió dirigiera una carta al entonces presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, reclamándole que protegiera a los jueces de las presiones del Gobierno.
Estos son algunos de los casos que reflejan la constante intervención y presión del Poder Ejecutivo en asuntos que debería decidir la justicia del país
miércoles, 11 de agosto de 2010
Fallas en la política argentina
Ni el Poder Ejecutivo respeta las leyes
Las funciones y decisiones del Poder Legislativo han sido influenciadas y manipuladas por los diferentes gobiernos argentinos. Muchas leyes han sido pasadas por alto sólo para alcanzar los objetivos de unos pocos.
La ley de servicios de comunicación audiovisual impulsada por el kirchenrismo enfrentó a la sociedad Argentina, despertó discusiones, alianzas y dejó al descubierto monopolios e intereses que poco favorecen a los ciudadanos comunes. Pero no sólo eso. Lamentablemente, la forma de sancionar una ley tan fundamental para la democracia del país dejó en evidencia, nuevamente, el mal funcionamiento de los poderes del Estado.
Muchos presidentes argentinos han intervenido en la labor del Congreso y muchos legisladores han tomado sus decisiones basándose en acuerdos con el Poder Ejecutivo. Que el kirchenerismo haya adelantado las elecciones legislativas y apresurado una ley madre que requería de un debate arduo y de una pluralidad de voces que quedaron recortadas, son claros ejemplos.
Con esto, vienen a la memoria, inevitablemente, otras leyes que fueron llevadas a cabo de manera irregular. La Ley de privatización del gas de la mano del ex presidente Carlos Menem, quién también adelantó las elecciones legislativas de octubre a mayo del año 89, es una de ellas. Una ley de reforma del estado que tenía como objetivo la privatización de un grupo de empresas, entre las que se encontraba la de gas. El oscuro manejo de esta ley se encuentra ya en su propia base: cuando un Estado de cualquier lugar del mundo privatiza, dicta siempre primero el marco regulador en el que se determinan las condiciones de prestación del servicio, de defensa de la competencia y de protección de los derechos del consumidor, y recién después se convoca al proceso de privatización; esto no se respetó durante el menemismo.
Un mal desempeño que además se coronó con el bochornoso caso del “dipu trucho”: durante ese período se denunció que como al peronismo le costaba llegar al quórum en la cámara baja sentó en la banca a un colaborador, que no era realmente diputado. Este hecho dio lugar a un proceso de usurpación de títulos y honores que terminó, como muchos delitos de corrupción en Argentina, en un castigo menor.
El mal desempeño en el Poder Legislativo, casi siempre producto de la constante influencia del Ejecutivo, se puede ver también en la Ley Flamarique, más conocida como Banelco. Esta ley muestra una imagen corrupta del ex mandatario Fernando de la Rúa quién apurado y desesperado por aprobar la ley de flexibilización laboral corrompió el sistema político argentino, la misma ansiedad que tuvo la presidenta Cristina Fenández por sancionar la ley de servicios de comunicación audiovisual antes del recambio del diez de diciembre.
De la Rúa necesitaba quórum para aprobar la ley y le pidió a su ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, que comprara los votos de un grupo de senadores peronistas con dinero proveniente de la SIDE (Secretaría de Inteligencia de Estado). Ya que parte de esa coima fue cobrada por medio de la tarjeta Banelco la ley, que fue sancionada el 26 de abril del año 2000, también es conocida con ese nombre.
Una sociedad debe estar regida mediante leyes para poder funcionar en armonía. Pero éstas son hechas para ser cumplidas ¿Los poderes más importantes del Estado las respetan? La ley de servicios de comunicación audiovisual tratada en el Congreso demuestra que no, en ella no se cumplieron, por ejemplo, los tiempos del reglamento constitucional.
Dentro del Congreso existen, además de leyes, usos y costumbres, cumplirlos habla de la buena práctica, de no entorpecer y no chicanear al adversario político. Con la ley de medios oficialista no se respetó el plazo razonable entre la citación de las audiencias públicas y su efectiva realización: en casos anteriores la anticipación es entre tres y siete días, algo que quedó con esta ley reducido a uno solo. El apuro del kirchnerismo provocó también que las comisiones designadas para tratar la ley debieran reunirse todas juntas en el plenario para acelerar los tiempos, en lugar de debatir de forma separada.
Otra falta importante surgió cuando en el segundo plenario se reveló que al proyecto oficial se le habían introducido modificaciones. Éstas se leyeron en ese mismo momento y, por supuesto, no todos los diputados ni todos los bloques consiguieron acceder a ese documento con anterioridad, no pudieron reflexionar con tiempo ni lograron participar en la introducción de esas reformas. Se cambiaron 53 páginas de un dictamen de 68 y se leyeron cerca de 200 modificaciones. Esto violó un principio importante entre los integrantes de la comisión.
Lo ciudadanos argentinos eligen diputados y senadores para que los representen. Leyes como las citadas anteriormente necesitan de un debate profundo en el parlamento, pensado en función de las necesidades de la sociedad y no basado en los intereses o arreglos con el gobierno de turno. El lugar donde las leyes deben debatirse es en el período de comisiones, generalmente cuando llegan al recinto está casi todo dicho, y ese espacio no puede ser reducido.
Así, las leyes más relevantes terminan siendo impulsadas por los integrantes del Poder Ejecutivo, quienes determinan cuándo y de que manera se tratará la ley manejando los tiempos parlamentarios a su antojo.
Las funciones y decisiones del Poder Legislativo han sido influenciadas y manipuladas por los diferentes gobiernos argentinos. Muchas leyes han sido pasadas por alto sólo para alcanzar los objetivos de unos pocos.
La ley de servicios de comunicación audiovisual impulsada por el kirchenrismo enfrentó a la sociedad Argentina, despertó discusiones, alianzas y dejó al descubierto monopolios e intereses que poco favorecen a los ciudadanos comunes. Pero no sólo eso. Lamentablemente, la forma de sancionar una ley tan fundamental para la democracia del país dejó en evidencia, nuevamente, el mal funcionamiento de los poderes del Estado.
Muchos presidentes argentinos han intervenido en la labor del Congreso y muchos legisladores han tomado sus decisiones basándose en acuerdos con el Poder Ejecutivo. Que el kirchenerismo haya adelantado las elecciones legislativas y apresurado una ley madre que requería de un debate arduo y de una pluralidad de voces que quedaron recortadas, son claros ejemplos.
Con esto, vienen a la memoria, inevitablemente, otras leyes que fueron llevadas a cabo de manera irregular. La Ley de privatización del gas de la mano del ex presidente Carlos Menem, quién también adelantó las elecciones legislativas de octubre a mayo del año 89, es una de ellas. Una ley de reforma del estado que tenía como objetivo la privatización de un grupo de empresas, entre las que se encontraba la de gas. El oscuro manejo de esta ley se encuentra ya en su propia base: cuando un Estado de cualquier lugar del mundo privatiza, dicta siempre primero el marco regulador en el que se determinan las condiciones de prestación del servicio, de defensa de la competencia y de protección de los derechos del consumidor, y recién después se convoca al proceso de privatización; esto no se respetó durante el menemismo.
Un mal desempeño que además se coronó con el bochornoso caso del “dipu trucho”: durante ese período se denunció que como al peronismo le costaba llegar al quórum en la cámara baja sentó en la banca a un colaborador, que no era realmente diputado. Este hecho dio lugar a un proceso de usurpación de títulos y honores que terminó, como muchos delitos de corrupción en Argentina, en un castigo menor.
El mal desempeño en el Poder Legislativo, casi siempre producto de la constante influencia del Ejecutivo, se puede ver también en la Ley Flamarique, más conocida como Banelco. Esta ley muestra una imagen corrupta del ex mandatario Fernando de la Rúa quién apurado y desesperado por aprobar la ley de flexibilización laboral corrompió el sistema político argentino, la misma ansiedad que tuvo la presidenta Cristina Fenández por sancionar la ley de servicios de comunicación audiovisual antes del recambio del diez de diciembre.
De la Rúa necesitaba quórum para aprobar la ley y le pidió a su ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, que comprara los votos de un grupo de senadores peronistas con dinero proveniente de la SIDE (Secretaría de Inteligencia de Estado). Ya que parte de esa coima fue cobrada por medio de la tarjeta Banelco la ley, que fue sancionada el 26 de abril del año 2000, también es conocida con ese nombre.
Una sociedad debe estar regida mediante leyes para poder funcionar en armonía. Pero éstas son hechas para ser cumplidas ¿Los poderes más importantes del Estado las respetan? La ley de servicios de comunicación audiovisual tratada en el Congreso demuestra que no, en ella no se cumplieron, por ejemplo, los tiempos del reglamento constitucional.
Dentro del Congreso existen, además de leyes, usos y costumbres, cumplirlos habla de la buena práctica, de no entorpecer y no chicanear al adversario político. Con la ley de medios oficialista no se respetó el plazo razonable entre la citación de las audiencias públicas y su efectiva realización: en casos anteriores la anticipación es entre tres y siete días, algo que quedó con esta ley reducido a uno solo. El apuro del kirchnerismo provocó también que las comisiones designadas para tratar la ley debieran reunirse todas juntas en el plenario para acelerar los tiempos, en lugar de debatir de forma separada.
Otra falta importante surgió cuando en el segundo plenario se reveló que al proyecto oficial se le habían introducido modificaciones. Éstas se leyeron en ese mismo momento y, por supuesto, no todos los diputados ni todos los bloques consiguieron acceder a ese documento con anterioridad, no pudieron reflexionar con tiempo ni lograron participar en la introducción de esas reformas. Se cambiaron 53 páginas de un dictamen de 68 y se leyeron cerca de 200 modificaciones. Esto violó un principio importante entre los integrantes de la comisión.
Lo ciudadanos argentinos eligen diputados y senadores para que los representen. Leyes como las citadas anteriormente necesitan de un debate profundo en el parlamento, pensado en función de las necesidades de la sociedad y no basado en los intereses o arreglos con el gobierno de turno. El lugar donde las leyes deben debatirse es en el período de comisiones, generalmente cuando llegan al recinto está casi todo dicho, y ese espacio no puede ser reducido.
Así, las leyes más relevantes terminan siendo impulsadas por los integrantes del Poder Ejecutivo, quienes determinan cuándo y de que manera se tratará la ley manejando los tiempos parlamentarios a su antojo.
martes, 10 de agosto de 2010
Trata de mujeres
Explotación sexual en Argentina
Sin prostitución, no hay trata de mujeres
Es el tercer delito más lucrativo del mundo, opera gracias a la complicidad de una imnensa red local e internacional y los responsables gozan de total impunidad.
Por: Altmann, Melody
Fernández, Sabrina
Galiani, Antonela
Girona Acevedo, Victoria
Una vez los argentinos dijimos “Nunca más”, pero todavía en 2010 se dan casos de coerción de la libertad personal, de aplicación sistemática de la violencia, de robo de identidad y de personas de las que no se tiene ningún dato respecto de su paradero. Y todo esto, con el fin de incrementar los bolsillos de delincuentes que pretenden lucrar con la explotación de la vida ajena.
Nos referimos a la trata de personas, el tercer delito más lucrativo a nivel mundial -luego del tráfico de armas y de drogas- que, para su funcionamiento, requiere del secuestro sistemático de individuos con fines de explotación y de una inmensa red local e internacional de complicidades, en la que se ven involucrados hasta las fuerzas de seguridad, la Justicia y funcionarios públicos.
Por trata de personas se entiende el reclutamiento, secuestro, transporte y alojamiento de individuos para la explotación sexual, laboral o para el tráfico de órganos. En Argentina, según la diputada nacional de la Coalición Cívica, Fernanda Gil Lozano, existen aproximadamente 500 mil casos. En esta investigación, nos centraremos, específicamente, en el los de las mujeres y niñas secuestradas para el ejercicio de la prostitución, en tanto que constituye el 90 por ciento de los casos de trata.
Como premisas, consideramos que sin prostitución no hay trata de mujeres, y sin clientes, no hay prostitución. Por eso, indagaremos acerca de la representación social que hombres y mujeres hacen de esa actividad, desde tiempos inmemoriales, para tratar de esclarecer el papel que se le otorga al cuerpo femenino, intentar comprender cómo funciona el negocio de la explotación sexual, y plantear posibles formas de iniciar el camino de búsqueda de justicia e igualdad social.
La naturalización de la prostitución
Desde los tiempos más remotos, existe en la sociedad un contrato sexual, implícito, según el cual los hombres se ubican del lado del dominio y las mujeres, del de la subordinación. Esta relación desigual ha sido naturalizada con el correr de los años en todos los estratos de la sociedad: familiar, laboral, sexual, político. Al respecto, Marcela D’Angelo, integrante de la campaña Ni una mujer más víctima de la prostitución, da un ejemplo: “Nosotras somos promotoras de dominación. Les decimos a nuestras hijas que pongan la mesa y a los nenes no. Naturalizamos que ellos utilicen nuestros cuerpos como se les de la gana”.
La prostitución se inscribe en esas relaciones de opresión patriarcal. Las primeras mujeres sometidas a esta práctica fueron las esclavas, a quienes se obligaba a satisfacer sexualmente a sus amos. En la era capitalista, en la que todo se transformó en mercancía, esto se acentuó y los cuerpos de las mujeres comenzaron a ser exhibidos como productos. Ya no se trata de personas de sexo femenino, sino de cuerpos en abstracto.
Esto está vinculado a una concepción masculina de la sexualidad, según la que el hombre tiene necesidades que deben ser satisfechas en el momento, como si fuese una especie primitiva o animal salvaje. Desde esta mirada, la sociedad debe proveerle cuerpos. He aquí un primer mito que contribuye a la naturalización de la prostitución.
En relación con esto, una segunda idea falsa es la que establece que la prostitución ha existido siempre y, por lo tanto, la plantean como una realidad inalterable -en el plano de la naturaleza y al margen de lo social-, y de esta manera se cercena el debate respecto del porqué de su existencia.
También es muy difundido el pensamiento de que muchas mujeres asumen la prostitución de manera voluntaria. Pero no se puede apelar a las ideas de “libertad” y “voluntariedad” de forma aislada, sin tener en cuenta las condiciones de vida que atañen a la persona. Pues es el sistema mismo el que empuja a esas mujeres a ultrajar su cuerpo.
Por último, otra idea falsa es la que asegura que poner en alquiler al cuerpo femenino es una forma sencilla de ganar dinero, cuando, en realidad, la porción más grande de lo recaudado se lo lleva la red de prostitución y los daños psicológicos de las víctimas son irreversibles.
La existencia de una clientela fiel y permanente, la rentabilidad del negocio, y la ambición de ganar dinero a cualquier precio por parte de personas inescrupulosas terminan confluyendo en una inmensa red de trata. Por eso, D’Angelo afirma: “La prostitución y la trata con fines de explotación sexual son dos caras de una misma violencia contra las mujeres”.
Armazón legal en Argentina
Argentina es un país de origen, tránsito y destino de mujeres y niños con fines de explotación sexual. Monique Thiteux-Altschul, de la Fundación Mujeres en Igualdad, dice que, en cuanto a las redes internacionales, las víctimas proceden especialmente de Paraguay y República Dominicana. Y en cuanto a las redes internas, explica que éstas siguen, en general, las “rutas de la soja”, frecuentadas por camioneros. Por otro lado, según un informe de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) las provincias de Misiones y Tucumán son las que presentan los índices más altos de víctimas.
Frente a esto, el Estado no tiene ninguna política unificada a nivel nacional, a pesar de que en 2008 se sancionó la Ley de Prevención, Sanción de la trata de personas y Asistencia a sus víctimas.
Esta norma no fue la primera tendiente a castigar este delito. El primer intento de penalizar la explotación de mujeres y niñas para la prostitución fue la ley 9143, de 1913, conocida como Ley Palacios. En esta época, la prostitución era legal, y a la trata y tráfico de personas se la llamaba “trata de blancas”, para diferenciarla de la trata de personas provenientes de África, dirigida mayoritariamente para la explotación laboral. A ésta le siguió en 1936 la ley 12.331, que prohibía la instalación de prostíbulos y los controles policiales y sanitarios sobre las mujeres, y terminaba con toda forma de reglamentación de la prostitución, por considerarla violatoria de la dignidad de las personas. En cuanto a los tratados internacionales, Argentina ratificó en 1949 la Convención contra la Trata de Personas y la Explotación de la Prostitución Ajena de las Naciones Unidas, entre otros.
Pero, de allí en adelante, no hubo un tratamiento comprometido a nivel nacional respecto del delito de trata de personas y hubo que esperar casi 60 años para que el Congreso dictase una nueva ley que condenara esa práctica. El 9 de abril de 2008, la cámara de Senadores sancionó la ley 26.364, que establece la “Prevención, Sanción de la trata de personas y Asistencia a sus víctimas”, para llenar el vacío legal que había hasta el momento.
En sus artículos 2º y 3º define al delito: “Esta norma entiende por trata de personas la captación, el transporte y/o traslado —ya sea dentro del país, desde o hacia el exterior—, la acogida o la recepción de personas con fines de explotación”. Sin embargo, distingue entre menores y mayores. En el caso de estos últimos, la ley señala que existe explotación cuando “mediare engaño, fraude, violencia, amenaza o cualquier medio de intimidación o coerción, abuso de autoridad o de una situación de vulnerabilidad, concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre la víctima, aun cuando existiere asentimiento de ésta”. Es decir, las víctimas mayores de edad lo serán en tanto y en cuanto puedan probar que fueron obligadas a dar su consentimiento. En cambio, en el caso de los menores esto no hace falta.
Este punto es el principal blanco de las críticas que distintas organizaciones sociales y feministas, y también algunos legisladores, le hacen a la norma. Al respecto, la diputada nacional de la Coalición Cívica Gil Lozano afirmó: “Vivimos con una ley que hace diferencias entre las víctimas, que las obliga a demostrar que fueron engañadas y secuestradas. Pero no es necesario probar nada, porque nadie puede elegir su propia esclavitud”. Por otro lado, Thiteux-Altschul sostuvo que es casi imposible de demostrar.
Otro punto controversial es el de la sanción a los tratantes. La ley prevé penas de entre tres y seis años, en caso de que las víctimas sean mayores, y de entre cuatro y diez, en caso de los menores. Sus detractores, consideran que, de este modo, no se cumple con el objetivo de perseguir a los tratantes y proteger los derechos humanos de las víctimas. Al respecto, Marcela D’Angelo afirmó: “La ley protege a los proxenetas. Tiene las penas más bajas de Latinoamérica. Al ser de 3 años, el delito puede ser excarcelable y quedar impune”.
Por último, otro punto criticado es que si bien plantea la asistencia a las víctimas, el Estado no destina los fondos necesarios para brindarles apoyo psicológico ni resarcimiento económico. En ese sentido, Gil Lozano sostuvo: “No puede ser que no haya presupuesto, que la Oficina de Rescate a la Víctima de Trata del Ministerio de Justicia tenga 18 personas para todo el país. No puede ser que la Argentina no banque ni una sola casa para las víctimas de trata. Está la fundación María de los Ángeles, que la financia la embajada de Estados Unidos”. Y Thiteux-Altschul agregó: “La única ayuda a las víctimas es para que regresen a sus lugares de origen”.
No obstante, no todo es negativo. Ella explicó que, desde su promulgación, el Estado rescata más víctimas de trata y hay más integrantes de redes de trata presos, aunque no condenados”, y D’Angelo explicó que, al ser una ley federal, pueden rastrear el paradero de las víctimas en todo el país.
Todas podemos ser víctimas
La inmensa red no distingue clases sociales, edades ni aspecto físico a la hora de apropiarse de sus víctimas. Todas podemos ser blanco de los proxenetas. Sin embargo, según los especialistas en trata, el mayor número de chicas secuestradas se encuentra en situación de pobreza, marginalidad y desempleo, con bajos niveles de escolarización.
Y los captores desarrollan distintos modos de apropiación, según el sector social al que pertenecen las mujeres. Las más vulnerables son las que tienen mayores necesidades económicas y, en muchos de los casos, son también analfabetas. Para lograr su captación, se utiliza el método del engaño. Se las seduce con una oferta laboral para que vayan a trabajar a otra provincia y, cuando ellas aceptan, son secuestradas de forma inmediata. Y cuando esto se produce, sus familiares son muy poco escuchados ya que no disponen de herramientas para acceder a un abogado o a los medios de comunicación.
Por otro lado, las mujeres de clase media y media-alta son directamente raptadas en lugares públicos, haciendo uso, para ello, de la violencia.
Con respecto a la edad, las más elegidas son las de entre 4 y 25 años. Y en cuanto a la cotización, las rubias de ojos celestes están en el primer puesto, y, en general, son utilizadas para formar parte de la trata vip.
Lucrecia Ansaldi explica cuán organizada está la red local e internacional: “Nunca se llega a la cabeza porque las mujeres tienen miedo de hablar y denunciar. Además, porque existe toda una complicidad entre el entregador, el que tiene el prostíbulo, el testaferro, la policía y hasta los funcionarios públicos. También, hay coimas con los inspectores y así, obviamente, nunca se llega a develar el tramado de la red”.
En los pocos casos en que las mujeres logran escapar de los prostíbulos, quedan muy deterioradas psicológicamente. Sufren angustia, ataques de pánico, depresión y, en algunas ocasiones, llegan a tener intentos de suicidio ya que se sienten reducidas a meros objetos. Ante cualquier disparador, reviven constantemente su experiencia en cautiverio.
Además, como sus captores las mantienen drogadas, al salir se vuelven agresivas por la abstinencia. “La familia tiene el recuerdo de la hija que desapareció pero nunca vuelve a ser la misma, por lo que su entorno también necesita contención”, asegura Ansaldi.
Por otro lado, muchas mujeres no quieren salir de sus casas porque tienen miedo de que las vuelvan a secuestrar, ya que las mantienen amenazadas. “Además, aunque parezca increíble, muchas de ellas terminan conviviendo con su entregador en el mismo barrio”, explica Ansaldi.
¿Cómo prevenir?
Como se dijo, la norma establece como uno de sus puntos la prevención de este delito, y para eso se necesitarían efectivas campañas de concientización por parte del Estado. Sin embargo, las diferentes organizaciones denuncian la ausencia de las mismas. Al respecto, Lucrecia Ansaldi, de la organización no gubernamental La Casa del Encuentro, denuncia: “Si el Estado las hiciera, las tendríamos que ver, pero no vemos nada. Y esto pasa porque hay una red enorme de complicidades adentro del Estado”.
Ansaldi explica que una buena campaña de prevención consistiría en que “en todos los barrios, colegios y medios de comunicación haya concientización sobre el tema ya que es un problema de derechos humanos”. Y señala que es necesario que los hombres entiendan qué es la trata y por qué se produce, ya que son ellos, los que mayoritariamente, forman parte de la clientela de la prostitución.
Además, dice que el Estado debería explicar cuáles son los medios de captación, para evitar que las mujeres caigan en las redes, y cuáles son los pasos a seguir cuando desaparece un familiar.
¿Qué hacer ante la desaparición de un familiar?
Existen varios números a los que se puede llamar en caso de desconocimiento de paradero. Además del 911, en la ciudad de Buenos Aires hay dos teléfonos a los que se puede recurrir. Uno es el 137, el del programa Las víctimas de la violencia, y el otro, el 147, que es la Dirección General de la Mujer. Los especialistas también recomiendan acercarse a la fiscalía más cercana al lugar del hecho o a la comisaría de la mujer, si la hubiera.
Es fundamental aclarar que no se pueden hacer denuncias anónimas, motivo por el que muchas personas que están amenazadas o siente temor se abstienen de hacerlo. Sin embargo es muy importante dar aviso a la policía.
Por otra parte, suele suceder que los familiares de las víctimas se encuentren decepcionados por el lento accionar del Estado. Es por ello que deciden acudir a las diversas fundaciones o asociaciones. Son éstas las que, luego de comprobar que el caso sea verídico, difunden las fotos de las secuestradas por varios medios de comunicación.
El rol de los medios de comunicación
En esta era capitalista, el papel de los medios de comunicación como constructores de imagen del cuerpo de la mujer acentúa la problemática de la prostitución y por consecuente, la trata de mujeres. La intimidad se utiliza como producto y la sexualidad se mercantiliza. A su vez, diferentes programas exhiben los cuerpos-sexuados de las mujeres como mercancías, impulsando la idea de la prostitución como algo deseable, placentero y económicamente conveniente, lo que se opone a la experiencia de millones de mujeres en esa situación.
“Los medios son un arma de doble filo. Por un lado, dan a conocer el tema de la trata de mujeres, lo hablan en las noticias y en las novelas para concientizar al ciudadano y todo eso sirve un montón. Pero, por otro lado, hacen anuncios de prostitución y ponen a mujeres que están con poca ropa en programas, mostrándolas como un objeto sexual”, aseguró Lucrecia Ansaldi de La Casa del Encuentro.
Radios, revistas, periódicos y la televisión, en particular, colocan a las mujeres en el lugar de objetos eróticos-pasivos y promueven el uso de su cuerpo, logrando despertar el deseo de los hombres y proponiéndolo como algo “natural”. A su vez, la pornografía también está presente en los afiches públicos, los avisos de internet y las publicidades donde la mujer es caracterizada con patrones estéticos discriminadores y degradantes. Así, la constante exhibición de mujeres semi-desnudas y servicios de acompañantes están banalizando y difundiendo como ejercicio de la “libertad” la explotación de la mal llamada “prostitución voluntaria” y la “trata consentida”.
Como meros ejemplos podemos nombrar los programas del Canal 13, dirigidos por Marcelo Tinelli (Cantando por un sueño, Bailando por un sueño y Patinando por un sueño), donde las participantes femeninas se exhiben casi desnudas, la publicidad de desodorantes Axe, donde todas las campañas de este producto de basan en la imagen femenina degradada, pasiva y abusada en donde el hombre ejerce una sexualidad desbordante y legitimada que violenta a la mujer, y las publicidades de Pepsi Max de Argentina, donde tres jóvenes apuestan mujeres.
Ante esta problemática, Marcela D’Angelo, integrante de la Campaña Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución, plantea el inicio de una solución para la sociedad: “Nosotros queremos salud, educación, protección social y trabajo digno para todas las personas. Dar perspectivas de género y desestructurar el contrato sexual implícito mediante la educación puede ser la solución, como sucedió en Suecia”. Además, agrega: “La sociedad se interesa por el tema pero lo desconoce y hay mucha naturalización de la prostitución también debido al tratamiento que le dan los periodistas.”
Por otro lado, el papel de los medios como difusores de las exposiciones y campañas contra la trata de mujeres y la prostitución ha sido muy pobre a lo largo de los años y duramente criticado por diputados y distintas organizaciones sociales y feministas, quienes reclaman mayor cubrimiento mediático de sus protestas. Margarita Stolbizer, diputada de la Unión Cívica Radical, certificó: “La baja visibilidad que tiene esta problemática y la escasa repercusión mediática que uno consigue es terrible. La falta de compromiso de los medios de comunicación termina siendo cómplice con la repetición de estos episodios. Es necesario visibilizar este delito ampliamente para que haya una conciencia colectiva y comprometida, sino lamentablemente la lucha sigue siento estéril”.
Como complemento a este reclamo, Marcela D’Angelo manifestó que a sus exposiciones sobre la trata solo concurren los medios alternativos y reclamó: “No tenemos repercusión en los grandes medios porque nosotras problematizamos el negocio y tocamos a los que más poder tienen.”
Es evidente que se trata de una fuerte crítica hacia el tratamiento que realizan a los grandes monopolios mediáticos. Sin embargo, fue gracias a una telenovela emitida por Telefé en 2008, donde la ficción fue utilizada como medio de crítica social, que un medio masivo desarrolló el delito de la trata de mujeres basándose en el caso real de Marita Verón (ver RECUADRO).
“Vidas robadas”, protagonizada por Facundo Arana y Soledad Silveyra, fue la telenovela más vista en la historia de la televisión argentina hasta ahora y logró concientizar y sensibilizar no solo a la población argentina sino también a la de países de América Latina que padecen esta problemática. “La novela fue un factor decisivo para instalar el tema en la sociedad. A partir de ella casi todos los estratos de la sociedad se enteraron del significado de la palabra trata”, señaló Monique Thiteux-Altschul, de la Fundación Mujeres en Igualdad.
Además de ser debatido en los hogares, el tema llevó a que en Buenos Aires se conformara una Comisión Legislativa especializada en trata de personas y se avanzara sobre el debate de la Ley de Trata.
Sin embargo, el rol de los medios debe ser el de concientizar y educar a la sociedad argentina sobre el gravísimo delito que implica la trata de mujeres y la prostitución, algo tan naturalizado en nuestra cotidianidad.
Los empresarios y los trabajadores de la comunicación deben apelar a su responsabilidad social y fomentar la prevención y las campañas que lleven a desnaturalizan y a desestructurar el contrato sexual implícito en nuestra sociedad. Ése sería un buen comienzo.
Un reclamo más fuerte
Se llevan hijas, hermanas, novias, esposas, madres y compañeras. Las engañan, se apropian de ellas como si fueran objetos, las someten a la violencia, las amenazan y las explotan sexualmente. Y todo esto se esfuma en dos conceptos ya casi cotidianos: impunidad y falta de justicia.
A los reclamos para modificar la Ley de Trata, a las campañas para pedir que el Estado se haga presente y le brinde atención a las víctimas y a sus familias, y a la súplica de que los proxenetas reciban el castigo que merecen, se sumó uno nuevo pedido por parte de las organizaciones sociales: declarar a la Trata como un delito de lesa humanidad.
“Pedimos que se analice sinceramente este tema. Si existe trata es porque hay distintos niveles de complicidad por parte del Estado, porque hay organizaciones internacionales con conexiones locales, y, principalmente, porque en la Argentina de hoy hay un plan sistemático de desaparición de mujeres y de niñas”, declara Ada Beatriz Rico de La Casa del Encuentro.
Desde hace tres años, todos los 3 de cada mes, diferentes fundaciones sociales, políticas y feministas marchan frente al Congreso con el objetivo de ser escuchadas. “Pedimos a los legisladores, porque lamentablemente hoy la palabra desaparecidas tienen nombre y apellido: Florencia Penachi, Marita Verón, Andrea López, Fernanda Aguirre, Dana Pecci, María Cristina López y su hijo... Estos nombres que a algunos diputados no le significan nada, son ciudadanos, personas, mujeres. Acá hay una realidad, y para los que se quieren hacer los distraídos, que dejen de consumir prostitución, porque ahí afuera hay mujeres que están siendo explotadas”, afirmó Rico.
Según varios organismos, es sumamente importante declarar a la trata como delito de lesa humanidad, ya que es un crimen sistemático en donde hay complicidad del Estado, a partir de la corrupción que se da en los distintos niveles. Además, si se la considerara como tal, las penas que recibirían los proxenetas serían mucho más altas.
En ese sentido, la vocera de La Casa del Encuentro concluye: “Para poder apelar a organismos internacionales, y seguir a las redes de trata, con conexiones internacionales y locales, para poder colocar a la trata en la agenda de derechos humanos y políticas de estado, necesitamos una nueva herramienta. Ellas y ellos no pueden seguir esperando más”.
EXPERIENCIAS DE UNA LUCHA
Marita Verón: secuestrada por las Redes de Trata.
Marita es una chica de Tucumán, que a los 23 años salió de su casa para realizar una consulta ginecológica y nunca más se supo nada de ella. Sus padres comenzaron a buscarla desesperados y sin descanso, desde su secuestro en 2005 hasta la actualidad, sin obtener resultados positivos.
Este es, sin duda, el caso más emblemático y reconocido de Argentina sobre la trata de personas para explotación sexual. A raíz de su investigación, se han rescatado en la provincia de la Rioja diecinueve mujeres en cautiverio que eran obligabas a prostituirse en las llamadas "whiskerías", que no son otra cosa que prostíbulos.
Los familiares de Marita explican en su página Web que “ningún fiscal ha promovido la investigación y que se guarda riguroso silencio oficial sobre el tema. Afirman que el caso de Marita Verón ha puesto en exposición la cruda realidad de la trata en el Noroeste Argentino, que parece tener en La Rioja su centro de operaciones”.
Dana Pecci: secuestrada en dos oportunidades y asesinada por las Redes de Trata.
Desde su primera desaparición en 2003, los familiares de Dana la buscaron desesperados. Denunciaron su secuestro en la policía, en Missing Children y en numerosos portales de Internet.
Luego de tres meses de cautiverio, Dana logró escapar del lugar en dónde estaba secuestrada y se comunicó inmediatamente con su madre. “Dana me llamó por teléfono, me contó que estaba en Olavarría, que había vivido en una casa con tres chicas más, también menores de edad. Enseguida le dije ‘vamos a hacer la denuncia’, y ella me respondió que no, porque íbamos a terminar las dos en una zanja, ya que esta gente maneja todo Olavarria”, cuenta Adriana, su madre.
Dana pudo reencontrarse con su familia, pero las abstinencia de drogas que había ingerido en cautiverio la volvió agresiva. “Para estar más seguros la internamos en una clínica privada de recuperación, en el partido bonaerense de San Martín. Pero Pedro Fernando Adorno, líder de la Red de Trata de personas en Olavarría, con la ayuda de su hija Ruth Adorno, que pertenece a La Policía Federal, empezó a buscarla y lamentablemente logró encontrarla en la clínica. Entonces una de las licenciadas de la institución pidió un traslado sin avisarle nadie, y ahí es donde Dana desaparece”, explica Adriana.
En 2007, un periodista de Olavarría se comunicó con la familia de Dana para contarle que su hija había sido asesinada de seis tiros en la cabeza, pero que había tenido un hijo en cautiverio. “El crimen se desencadeno porque mi hija quiso escapar con su bebe de un año y medio. Hoy, mi nieta se llama Luciana Paola, tiene 3 años. Pero no sabe que yo existo, vive en una mentira. Volvemos a la época de la dictadura, vive con apropiadores. Mi nieta sigue apareciendo en Internet como en una familia perfecta, porque encima estos degenerados le pusieron su apellido”, cuenta Adriana, con una mezcla de tristeza e indignación.
Hoy la lucha de esta mujer debe continuar para encontrar a su nieta y para hallar justicia en nombre de Dana Pecci.
Andrea López: otra víctima de las redes de trata.
Andrea despareció en Santa Rosa, La Pampa, la madrugada del diez de febrero de 2004 y hasta hoy es buscada desesperadamente por su madre. “Me enteré de su ausencia 20 días después. Ella vivía con su pareja, Víctor Manuel Purreta, quien la obligaba a ejercer la prostitución. Andrea tiene un hijo de diez años, que después de mucho esfuerzo y lucha lo tengo conmigo”, explica Julia Ferreira, mamá de Andrea López.
Manuel Purreta fue condenado por la justicia de La Pampa por someter a Andrea a explotación sexual, pero permaneció encerrado sólo tres años.
La familia de Andrea está pidiendo todavía por la aparición de su hija y porque la busquen internacionalmente. “No sé si la voy a conseguir viva o muerta pero no voy a parar hasta encontrarla, yo lucho todos los días por ella y le crío a su hijo”, explica Ferreira
Sin prostitución, no hay trata de mujeres
Es el tercer delito más lucrativo del mundo, opera gracias a la complicidad de una imnensa red local e internacional y los responsables gozan de total impunidad.
Por: Altmann, Melody
Fernández, Sabrina
Galiani, Antonela
Girona Acevedo, Victoria
Una vez los argentinos dijimos “Nunca más”, pero todavía en 2010 se dan casos de coerción de la libertad personal, de aplicación sistemática de la violencia, de robo de identidad y de personas de las que no se tiene ningún dato respecto de su paradero. Y todo esto, con el fin de incrementar los bolsillos de delincuentes que pretenden lucrar con la explotación de la vida ajena.
Nos referimos a la trata de personas, el tercer delito más lucrativo a nivel mundial -luego del tráfico de armas y de drogas- que, para su funcionamiento, requiere del secuestro sistemático de individuos con fines de explotación y de una inmensa red local e internacional de complicidades, en la que se ven involucrados hasta las fuerzas de seguridad, la Justicia y funcionarios públicos.
Por trata de personas se entiende el reclutamiento, secuestro, transporte y alojamiento de individuos para la explotación sexual, laboral o para el tráfico de órganos. En Argentina, según la diputada nacional de la Coalición Cívica, Fernanda Gil Lozano, existen aproximadamente 500 mil casos. En esta investigación, nos centraremos, específicamente, en el los de las mujeres y niñas secuestradas para el ejercicio de la prostitución, en tanto que constituye el 90 por ciento de los casos de trata.
Como premisas, consideramos que sin prostitución no hay trata de mujeres, y sin clientes, no hay prostitución. Por eso, indagaremos acerca de la representación social que hombres y mujeres hacen de esa actividad, desde tiempos inmemoriales, para tratar de esclarecer el papel que se le otorga al cuerpo femenino, intentar comprender cómo funciona el negocio de la explotación sexual, y plantear posibles formas de iniciar el camino de búsqueda de justicia e igualdad social.
La naturalización de la prostitución
Desde los tiempos más remotos, existe en la sociedad un contrato sexual, implícito, según el cual los hombres se ubican del lado del dominio y las mujeres, del de la subordinación. Esta relación desigual ha sido naturalizada con el correr de los años en todos los estratos de la sociedad: familiar, laboral, sexual, político. Al respecto, Marcela D’Angelo, integrante de la campaña Ni una mujer más víctima de la prostitución, da un ejemplo: “Nosotras somos promotoras de dominación. Les decimos a nuestras hijas que pongan la mesa y a los nenes no. Naturalizamos que ellos utilicen nuestros cuerpos como se les de la gana”.
La prostitución se inscribe en esas relaciones de opresión patriarcal. Las primeras mujeres sometidas a esta práctica fueron las esclavas, a quienes se obligaba a satisfacer sexualmente a sus amos. En la era capitalista, en la que todo se transformó en mercancía, esto se acentuó y los cuerpos de las mujeres comenzaron a ser exhibidos como productos. Ya no se trata de personas de sexo femenino, sino de cuerpos en abstracto.
Esto está vinculado a una concepción masculina de la sexualidad, según la que el hombre tiene necesidades que deben ser satisfechas en el momento, como si fuese una especie primitiva o animal salvaje. Desde esta mirada, la sociedad debe proveerle cuerpos. He aquí un primer mito que contribuye a la naturalización de la prostitución.
En relación con esto, una segunda idea falsa es la que establece que la prostitución ha existido siempre y, por lo tanto, la plantean como una realidad inalterable -en el plano de la naturaleza y al margen de lo social-, y de esta manera se cercena el debate respecto del porqué de su existencia.
También es muy difundido el pensamiento de que muchas mujeres asumen la prostitución de manera voluntaria. Pero no se puede apelar a las ideas de “libertad” y “voluntariedad” de forma aislada, sin tener en cuenta las condiciones de vida que atañen a la persona. Pues es el sistema mismo el que empuja a esas mujeres a ultrajar su cuerpo.
Por último, otra idea falsa es la que asegura que poner en alquiler al cuerpo femenino es una forma sencilla de ganar dinero, cuando, en realidad, la porción más grande de lo recaudado se lo lleva la red de prostitución y los daños psicológicos de las víctimas son irreversibles.
La existencia de una clientela fiel y permanente, la rentabilidad del negocio, y la ambición de ganar dinero a cualquier precio por parte de personas inescrupulosas terminan confluyendo en una inmensa red de trata. Por eso, D’Angelo afirma: “La prostitución y la trata con fines de explotación sexual son dos caras de una misma violencia contra las mujeres”.
Armazón legal en Argentina
Argentina es un país de origen, tránsito y destino de mujeres y niños con fines de explotación sexual. Monique Thiteux-Altschul, de la Fundación Mujeres en Igualdad, dice que, en cuanto a las redes internacionales, las víctimas proceden especialmente de Paraguay y República Dominicana. Y en cuanto a las redes internas, explica que éstas siguen, en general, las “rutas de la soja”, frecuentadas por camioneros. Por otro lado, según un informe de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) las provincias de Misiones y Tucumán son las que presentan los índices más altos de víctimas.
Frente a esto, el Estado no tiene ninguna política unificada a nivel nacional, a pesar de que en 2008 se sancionó la Ley de Prevención, Sanción de la trata de personas y Asistencia a sus víctimas.
Esta norma no fue la primera tendiente a castigar este delito. El primer intento de penalizar la explotación de mujeres y niñas para la prostitución fue la ley 9143, de 1913, conocida como Ley Palacios. En esta época, la prostitución era legal, y a la trata y tráfico de personas se la llamaba “trata de blancas”, para diferenciarla de la trata de personas provenientes de África, dirigida mayoritariamente para la explotación laboral. A ésta le siguió en 1936 la ley 12.331, que prohibía la instalación de prostíbulos y los controles policiales y sanitarios sobre las mujeres, y terminaba con toda forma de reglamentación de la prostitución, por considerarla violatoria de la dignidad de las personas. En cuanto a los tratados internacionales, Argentina ratificó en 1949 la Convención contra la Trata de Personas y la Explotación de la Prostitución Ajena de las Naciones Unidas, entre otros.
Pero, de allí en adelante, no hubo un tratamiento comprometido a nivel nacional respecto del delito de trata de personas y hubo que esperar casi 60 años para que el Congreso dictase una nueva ley que condenara esa práctica. El 9 de abril de 2008, la cámara de Senadores sancionó la ley 26.364, que establece la “Prevención, Sanción de la trata de personas y Asistencia a sus víctimas”, para llenar el vacío legal que había hasta el momento.
En sus artículos 2º y 3º define al delito: “Esta norma entiende por trata de personas la captación, el transporte y/o traslado —ya sea dentro del país, desde o hacia el exterior—, la acogida o la recepción de personas con fines de explotación”. Sin embargo, distingue entre menores y mayores. En el caso de estos últimos, la ley señala que existe explotación cuando “mediare engaño, fraude, violencia, amenaza o cualquier medio de intimidación o coerción, abuso de autoridad o de una situación de vulnerabilidad, concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre la víctima, aun cuando existiere asentimiento de ésta”. Es decir, las víctimas mayores de edad lo serán en tanto y en cuanto puedan probar que fueron obligadas a dar su consentimiento. En cambio, en el caso de los menores esto no hace falta.
Este punto es el principal blanco de las críticas que distintas organizaciones sociales y feministas, y también algunos legisladores, le hacen a la norma. Al respecto, la diputada nacional de la Coalición Cívica Gil Lozano afirmó: “Vivimos con una ley que hace diferencias entre las víctimas, que las obliga a demostrar que fueron engañadas y secuestradas. Pero no es necesario probar nada, porque nadie puede elegir su propia esclavitud”. Por otro lado, Thiteux-Altschul sostuvo que es casi imposible de demostrar.
Otro punto controversial es el de la sanción a los tratantes. La ley prevé penas de entre tres y seis años, en caso de que las víctimas sean mayores, y de entre cuatro y diez, en caso de los menores. Sus detractores, consideran que, de este modo, no se cumple con el objetivo de perseguir a los tratantes y proteger los derechos humanos de las víctimas. Al respecto, Marcela D’Angelo afirmó: “La ley protege a los proxenetas. Tiene las penas más bajas de Latinoamérica. Al ser de 3 años, el delito puede ser excarcelable y quedar impune”.
Por último, otro punto criticado es que si bien plantea la asistencia a las víctimas, el Estado no destina los fondos necesarios para brindarles apoyo psicológico ni resarcimiento económico. En ese sentido, Gil Lozano sostuvo: “No puede ser que no haya presupuesto, que la Oficina de Rescate a la Víctima de Trata del Ministerio de Justicia tenga 18 personas para todo el país. No puede ser que la Argentina no banque ni una sola casa para las víctimas de trata. Está la fundación María de los Ángeles, que la financia la embajada de Estados Unidos”. Y Thiteux-Altschul agregó: “La única ayuda a las víctimas es para que regresen a sus lugares de origen”.
No obstante, no todo es negativo. Ella explicó que, desde su promulgación, el Estado rescata más víctimas de trata y hay más integrantes de redes de trata presos, aunque no condenados”, y D’Angelo explicó que, al ser una ley federal, pueden rastrear el paradero de las víctimas en todo el país.
Todas podemos ser víctimas
La inmensa red no distingue clases sociales, edades ni aspecto físico a la hora de apropiarse de sus víctimas. Todas podemos ser blanco de los proxenetas. Sin embargo, según los especialistas en trata, el mayor número de chicas secuestradas se encuentra en situación de pobreza, marginalidad y desempleo, con bajos niveles de escolarización.
Y los captores desarrollan distintos modos de apropiación, según el sector social al que pertenecen las mujeres. Las más vulnerables son las que tienen mayores necesidades económicas y, en muchos de los casos, son también analfabetas. Para lograr su captación, se utiliza el método del engaño. Se las seduce con una oferta laboral para que vayan a trabajar a otra provincia y, cuando ellas aceptan, son secuestradas de forma inmediata. Y cuando esto se produce, sus familiares son muy poco escuchados ya que no disponen de herramientas para acceder a un abogado o a los medios de comunicación.
Por otro lado, las mujeres de clase media y media-alta son directamente raptadas en lugares públicos, haciendo uso, para ello, de la violencia.
Con respecto a la edad, las más elegidas son las de entre 4 y 25 años. Y en cuanto a la cotización, las rubias de ojos celestes están en el primer puesto, y, en general, son utilizadas para formar parte de la trata vip.
Lucrecia Ansaldi explica cuán organizada está la red local e internacional: “Nunca se llega a la cabeza porque las mujeres tienen miedo de hablar y denunciar. Además, porque existe toda una complicidad entre el entregador, el que tiene el prostíbulo, el testaferro, la policía y hasta los funcionarios públicos. También, hay coimas con los inspectores y así, obviamente, nunca se llega a develar el tramado de la red”.
En los pocos casos en que las mujeres logran escapar de los prostíbulos, quedan muy deterioradas psicológicamente. Sufren angustia, ataques de pánico, depresión y, en algunas ocasiones, llegan a tener intentos de suicidio ya que se sienten reducidas a meros objetos. Ante cualquier disparador, reviven constantemente su experiencia en cautiverio.
Además, como sus captores las mantienen drogadas, al salir se vuelven agresivas por la abstinencia. “La familia tiene el recuerdo de la hija que desapareció pero nunca vuelve a ser la misma, por lo que su entorno también necesita contención”, asegura Ansaldi.
Por otro lado, muchas mujeres no quieren salir de sus casas porque tienen miedo de que las vuelvan a secuestrar, ya que las mantienen amenazadas. “Además, aunque parezca increíble, muchas de ellas terminan conviviendo con su entregador en el mismo barrio”, explica Ansaldi.
¿Cómo prevenir?
Como se dijo, la norma establece como uno de sus puntos la prevención de este delito, y para eso se necesitarían efectivas campañas de concientización por parte del Estado. Sin embargo, las diferentes organizaciones denuncian la ausencia de las mismas. Al respecto, Lucrecia Ansaldi, de la organización no gubernamental La Casa del Encuentro, denuncia: “Si el Estado las hiciera, las tendríamos que ver, pero no vemos nada. Y esto pasa porque hay una red enorme de complicidades adentro del Estado”.
Ansaldi explica que una buena campaña de prevención consistiría en que “en todos los barrios, colegios y medios de comunicación haya concientización sobre el tema ya que es un problema de derechos humanos”. Y señala que es necesario que los hombres entiendan qué es la trata y por qué se produce, ya que son ellos, los que mayoritariamente, forman parte de la clientela de la prostitución.
Además, dice que el Estado debería explicar cuáles son los medios de captación, para evitar que las mujeres caigan en las redes, y cuáles son los pasos a seguir cuando desaparece un familiar.
¿Qué hacer ante la desaparición de un familiar?
Existen varios números a los que se puede llamar en caso de desconocimiento de paradero. Además del 911, en la ciudad de Buenos Aires hay dos teléfonos a los que se puede recurrir. Uno es el 137, el del programa Las víctimas de la violencia, y el otro, el 147, que es la Dirección General de la Mujer. Los especialistas también recomiendan acercarse a la fiscalía más cercana al lugar del hecho o a la comisaría de la mujer, si la hubiera.
Es fundamental aclarar que no se pueden hacer denuncias anónimas, motivo por el que muchas personas que están amenazadas o siente temor se abstienen de hacerlo. Sin embargo es muy importante dar aviso a la policía.
Por otra parte, suele suceder que los familiares de las víctimas se encuentren decepcionados por el lento accionar del Estado. Es por ello que deciden acudir a las diversas fundaciones o asociaciones. Son éstas las que, luego de comprobar que el caso sea verídico, difunden las fotos de las secuestradas por varios medios de comunicación.
El rol de los medios de comunicación
En esta era capitalista, el papel de los medios de comunicación como constructores de imagen del cuerpo de la mujer acentúa la problemática de la prostitución y por consecuente, la trata de mujeres. La intimidad se utiliza como producto y la sexualidad se mercantiliza. A su vez, diferentes programas exhiben los cuerpos-sexuados de las mujeres como mercancías, impulsando la idea de la prostitución como algo deseable, placentero y económicamente conveniente, lo que se opone a la experiencia de millones de mujeres en esa situación.
“Los medios son un arma de doble filo. Por un lado, dan a conocer el tema de la trata de mujeres, lo hablan en las noticias y en las novelas para concientizar al ciudadano y todo eso sirve un montón. Pero, por otro lado, hacen anuncios de prostitución y ponen a mujeres que están con poca ropa en programas, mostrándolas como un objeto sexual”, aseguró Lucrecia Ansaldi de La Casa del Encuentro.
Radios, revistas, periódicos y la televisión, en particular, colocan a las mujeres en el lugar de objetos eróticos-pasivos y promueven el uso de su cuerpo, logrando despertar el deseo de los hombres y proponiéndolo como algo “natural”. A su vez, la pornografía también está presente en los afiches públicos, los avisos de internet y las publicidades donde la mujer es caracterizada con patrones estéticos discriminadores y degradantes. Así, la constante exhibición de mujeres semi-desnudas y servicios de acompañantes están banalizando y difundiendo como ejercicio de la “libertad” la explotación de la mal llamada “prostitución voluntaria” y la “trata consentida”.
Como meros ejemplos podemos nombrar los programas del Canal 13, dirigidos por Marcelo Tinelli (Cantando por un sueño, Bailando por un sueño y Patinando por un sueño), donde las participantes femeninas se exhiben casi desnudas, la publicidad de desodorantes Axe, donde todas las campañas de este producto de basan en la imagen femenina degradada, pasiva y abusada en donde el hombre ejerce una sexualidad desbordante y legitimada que violenta a la mujer, y las publicidades de Pepsi Max de Argentina, donde tres jóvenes apuestan mujeres.
Ante esta problemática, Marcela D’Angelo, integrante de la Campaña Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución, plantea el inicio de una solución para la sociedad: “Nosotros queremos salud, educación, protección social y trabajo digno para todas las personas. Dar perspectivas de género y desestructurar el contrato sexual implícito mediante la educación puede ser la solución, como sucedió en Suecia”. Además, agrega: “La sociedad se interesa por el tema pero lo desconoce y hay mucha naturalización de la prostitución también debido al tratamiento que le dan los periodistas.”
Por otro lado, el papel de los medios como difusores de las exposiciones y campañas contra la trata de mujeres y la prostitución ha sido muy pobre a lo largo de los años y duramente criticado por diputados y distintas organizaciones sociales y feministas, quienes reclaman mayor cubrimiento mediático de sus protestas. Margarita Stolbizer, diputada de la Unión Cívica Radical, certificó: “La baja visibilidad que tiene esta problemática y la escasa repercusión mediática que uno consigue es terrible. La falta de compromiso de los medios de comunicación termina siendo cómplice con la repetición de estos episodios. Es necesario visibilizar este delito ampliamente para que haya una conciencia colectiva y comprometida, sino lamentablemente la lucha sigue siento estéril”.
Como complemento a este reclamo, Marcela D’Angelo manifestó que a sus exposiciones sobre la trata solo concurren los medios alternativos y reclamó: “No tenemos repercusión en los grandes medios porque nosotras problematizamos el negocio y tocamos a los que más poder tienen.”
Es evidente que se trata de una fuerte crítica hacia el tratamiento que realizan a los grandes monopolios mediáticos. Sin embargo, fue gracias a una telenovela emitida por Telefé en 2008, donde la ficción fue utilizada como medio de crítica social, que un medio masivo desarrolló el delito de la trata de mujeres basándose en el caso real de Marita Verón (ver RECUADRO).
“Vidas robadas”, protagonizada por Facundo Arana y Soledad Silveyra, fue la telenovela más vista en la historia de la televisión argentina hasta ahora y logró concientizar y sensibilizar no solo a la población argentina sino también a la de países de América Latina que padecen esta problemática. “La novela fue un factor decisivo para instalar el tema en la sociedad. A partir de ella casi todos los estratos de la sociedad se enteraron del significado de la palabra trata”, señaló Monique Thiteux-Altschul, de la Fundación Mujeres en Igualdad.
Además de ser debatido en los hogares, el tema llevó a que en Buenos Aires se conformara una Comisión Legislativa especializada en trata de personas y se avanzara sobre el debate de la Ley de Trata.
Sin embargo, el rol de los medios debe ser el de concientizar y educar a la sociedad argentina sobre el gravísimo delito que implica la trata de mujeres y la prostitución, algo tan naturalizado en nuestra cotidianidad.
Los empresarios y los trabajadores de la comunicación deben apelar a su responsabilidad social y fomentar la prevención y las campañas que lleven a desnaturalizan y a desestructurar el contrato sexual implícito en nuestra sociedad. Ése sería un buen comienzo.
Un reclamo más fuerte
Se llevan hijas, hermanas, novias, esposas, madres y compañeras. Las engañan, se apropian de ellas como si fueran objetos, las someten a la violencia, las amenazan y las explotan sexualmente. Y todo esto se esfuma en dos conceptos ya casi cotidianos: impunidad y falta de justicia.
A los reclamos para modificar la Ley de Trata, a las campañas para pedir que el Estado se haga presente y le brinde atención a las víctimas y a sus familias, y a la súplica de que los proxenetas reciban el castigo que merecen, se sumó uno nuevo pedido por parte de las organizaciones sociales: declarar a la Trata como un delito de lesa humanidad.
“Pedimos que se analice sinceramente este tema. Si existe trata es porque hay distintos niveles de complicidad por parte del Estado, porque hay organizaciones internacionales con conexiones locales, y, principalmente, porque en la Argentina de hoy hay un plan sistemático de desaparición de mujeres y de niñas”, declara Ada Beatriz Rico de La Casa del Encuentro.
Desde hace tres años, todos los 3 de cada mes, diferentes fundaciones sociales, políticas y feministas marchan frente al Congreso con el objetivo de ser escuchadas. “Pedimos a los legisladores, porque lamentablemente hoy la palabra desaparecidas tienen nombre y apellido: Florencia Penachi, Marita Verón, Andrea López, Fernanda Aguirre, Dana Pecci, María Cristina López y su hijo... Estos nombres que a algunos diputados no le significan nada, son ciudadanos, personas, mujeres. Acá hay una realidad, y para los que se quieren hacer los distraídos, que dejen de consumir prostitución, porque ahí afuera hay mujeres que están siendo explotadas”, afirmó Rico.
Según varios organismos, es sumamente importante declarar a la trata como delito de lesa humanidad, ya que es un crimen sistemático en donde hay complicidad del Estado, a partir de la corrupción que se da en los distintos niveles. Además, si se la considerara como tal, las penas que recibirían los proxenetas serían mucho más altas.
En ese sentido, la vocera de La Casa del Encuentro concluye: “Para poder apelar a organismos internacionales, y seguir a las redes de trata, con conexiones internacionales y locales, para poder colocar a la trata en la agenda de derechos humanos y políticas de estado, necesitamos una nueva herramienta. Ellas y ellos no pueden seguir esperando más”.
EXPERIENCIAS DE UNA LUCHA
Marita Verón: secuestrada por las Redes de Trata.
Marita es una chica de Tucumán, que a los 23 años salió de su casa para realizar una consulta ginecológica y nunca más se supo nada de ella. Sus padres comenzaron a buscarla desesperados y sin descanso, desde su secuestro en 2005 hasta la actualidad, sin obtener resultados positivos.
Este es, sin duda, el caso más emblemático y reconocido de Argentina sobre la trata de personas para explotación sexual. A raíz de su investigación, se han rescatado en la provincia de la Rioja diecinueve mujeres en cautiverio que eran obligabas a prostituirse en las llamadas "whiskerías", que no son otra cosa que prostíbulos.
Los familiares de Marita explican en su página Web que “ningún fiscal ha promovido la investigación y que se guarda riguroso silencio oficial sobre el tema. Afirman que el caso de Marita Verón ha puesto en exposición la cruda realidad de la trata en el Noroeste Argentino, que parece tener en La Rioja su centro de operaciones”.
Dana Pecci: secuestrada en dos oportunidades y asesinada por las Redes de Trata.
Desde su primera desaparición en 2003, los familiares de Dana la buscaron desesperados. Denunciaron su secuestro en la policía, en Missing Children y en numerosos portales de Internet.
Luego de tres meses de cautiverio, Dana logró escapar del lugar en dónde estaba secuestrada y se comunicó inmediatamente con su madre. “Dana me llamó por teléfono, me contó que estaba en Olavarría, que había vivido en una casa con tres chicas más, también menores de edad. Enseguida le dije ‘vamos a hacer la denuncia’, y ella me respondió que no, porque íbamos a terminar las dos en una zanja, ya que esta gente maneja todo Olavarria”, cuenta Adriana, su madre.
Dana pudo reencontrarse con su familia, pero las abstinencia de drogas que había ingerido en cautiverio la volvió agresiva. “Para estar más seguros la internamos en una clínica privada de recuperación, en el partido bonaerense de San Martín. Pero Pedro Fernando Adorno, líder de la Red de Trata de personas en Olavarría, con la ayuda de su hija Ruth Adorno, que pertenece a La Policía Federal, empezó a buscarla y lamentablemente logró encontrarla en la clínica. Entonces una de las licenciadas de la institución pidió un traslado sin avisarle nadie, y ahí es donde Dana desaparece”, explica Adriana.
En 2007, un periodista de Olavarría se comunicó con la familia de Dana para contarle que su hija había sido asesinada de seis tiros en la cabeza, pero que había tenido un hijo en cautiverio. “El crimen se desencadeno porque mi hija quiso escapar con su bebe de un año y medio. Hoy, mi nieta se llama Luciana Paola, tiene 3 años. Pero no sabe que yo existo, vive en una mentira. Volvemos a la época de la dictadura, vive con apropiadores. Mi nieta sigue apareciendo en Internet como en una familia perfecta, porque encima estos degenerados le pusieron su apellido”, cuenta Adriana, con una mezcla de tristeza e indignación.
Hoy la lucha de esta mujer debe continuar para encontrar a su nieta y para hallar justicia en nombre de Dana Pecci.
Andrea López: otra víctima de las redes de trata.
Andrea despareció en Santa Rosa, La Pampa, la madrugada del diez de febrero de 2004 y hasta hoy es buscada desesperadamente por su madre. “Me enteré de su ausencia 20 días después. Ella vivía con su pareja, Víctor Manuel Purreta, quien la obligaba a ejercer la prostitución. Andrea tiene un hijo de diez años, que después de mucho esfuerzo y lucha lo tengo conmigo”, explica Julia Ferreira, mamá de Andrea López.
Manuel Purreta fue condenado por la justicia de La Pampa por someter a Andrea a explotación sexual, pero permaneció encerrado sólo tres años.
La familia de Andrea está pidiendo todavía por la aparición de su hija y porque la busquen internacionalmente. “No sé si la voy a conseguir viva o muerta pero no voy a parar hasta encontrarla, yo lucho todos los días por ella y le crío a su hijo”, explica Ferreira
Historias de una niña...
Desilusiones
¡Otra vez me quemé la lengua con el té! Como todas las veces que lo prepara mi mamá. Me molesta que lo haga tan caliente. Antes, yo tomaba chocolatada, pero mi abuela le ponía tanta azúcar y tanto cacao que ahora me repugna. Ella viene todas las mañanas a mi casa, me hace el desayuno, limpia, plancha, lava, y, sobre todo, habla. Es una persona buena, pero muy negativa, siempre trae malas noticias. Todo esto a mí mamá le molesta y muchas veces se pelean.
Estoy en la cocina terminando el desayuno y las escucho hablar en el lavadero. Creo que algo pasa, hace unos días que veo a mi abuela más alterada que de costumbre. Me acerco, veo que mi mamá intenta calmarla, y sólo escucho que a mí tío “lo agarró el corralito”. Las lágrimas de mi abuela me entristecen, no se qué es lo que le pasa a su hijo pero debe ser doloroso para ella. “Son los ahorros de toda su vida, anda a saber si alguna vez se los devuelven esos hijos de puta”. Me pregunto de quienes hablará. Mi mamá me hecha con la mirada. Me voy, aunque no quiero.
Tengo hambre, pero tenemos que esperar a mi hermano para cenar. No se si estoy paranoica, pero creo que mi papá está preocupado también, no emite palabra y él siempre empieza con sus chistes a la hora de comer.
Enciendo la tele. Me sorprendo. La imagen de una multitud de personas caminando por la calle mientras golpean sus ollas y sartenes, se intercala con la de ciudadanos que roban violentamente cosas de los negocios. El titular del noticiario dice “Saqueos y Cacerolazos”. Miro a mi papá buscando una explicación. “El país viene mal y De La Rúa sigue cometiendo errores. Al tío, como a muchas personas más, le retuvieron sus ahorros. La gente protesta porque está muy enojada”, me dice. ¿Y a nosotros? le pregunto. “Nosotros no teníamos mucha plata en el banco”, responde.
Yo sentí siempre a Capital Federal como un lugar muy lejano a mí ciudad, Chivilcoy, a pesar de la corta distancia que existe entre ambas y nunca me interesé por lo que pasaba allá. Pero, las palabras de mi papá me desilusionan. Fernando de la Rúa es el primer presidente que llamó mi atención. Me acuerdo de las elecciones: yo quería que gane él y me puse contenta cuado sucedió, me trasmitía mucha tranquilidad y confianza.
Son las doce del medio día, me gusta dormir hasta tarde los sábados. Mi casa esta vacía, me pregunto dónde estarán todos. Los busco en el comedor, en la cocina, corro por el pasillo que lleva a la calle. Ahí están, parados en la vereda. Estoy en pantuflas, pero quiero saber qué están mirando.
Me quedo paralizada. Todo ese desastre que había visto días atrás por la tele, todo ese lío que sentía que no me pertenecía, está pasando en mi ciudad. La gente está rompiendo las ventanas de uno de los supermercados más grandes de Chivilcoy, ubicado a dos cuadras de mi casa. Algunos tienen las caras tapadas, otros capuchas y la mayoría lleva palos. Tengo miedo.
Escucho que mi papá me llama, pero no puedo responder. Siento odio hacia la inmensa ciudad porteña, la culpo de lo que pasa, no quiero que Chivilcoy se parezca a ella.
Me siento en el sillón, pienso. Necesito entender las razones por las que se queja un país entero.
¡Otra vez me quemé la lengua con el té! Como todas las veces que lo prepara mi mamá. Me molesta que lo haga tan caliente. Antes, yo tomaba chocolatada, pero mi abuela le ponía tanta azúcar y tanto cacao que ahora me repugna. Ella viene todas las mañanas a mi casa, me hace el desayuno, limpia, plancha, lava, y, sobre todo, habla. Es una persona buena, pero muy negativa, siempre trae malas noticias. Todo esto a mí mamá le molesta y muchas veces se pelean.
Estoy en la cocina terminando el desayuno y las escucho hablar en el lavadero. Creo que algo pasa, hace unos días que veo a mi abuela más alterada que de costumbre. Me acerco, veo que mi mamá intenta calmarla, y sólo escucho que a mí tío “lo agarró el corralito”. Las lágrimas de mi abuela me entristecen, no se qué es lo que le pasa a su hijo pero debe ser doloroso para ella. “Son los ahorros de toda su vida, anda a saber si alguna vez se los devuelven esos hijos de puta”. Me pregunto de quienes hablará. Mi mamá me hecha con la mirada. Me voy, aunque no quiero.
Tengo hambre, pero tenemos que esperar a mi hermano para cenar. No se si estoy paranoica, pero creo que mi papá está preocupado también, no emite palabra y él siempre empieza con sus chistes a la hora de comer.
Enciendo la tele. Me sorprendo. La imagen de una multitud de personas caminando por la calle mientras golpean sus ollas y sartenes, se intercala con la de ciudadanos que roban violentamente cosas de los negocios. El titular del noticiario dice “Saqueos y Cacerolazos”. Miro a mi papá buscando una explicación. “El país viene mal y De La Rúa sigue cometiendo errores. Al tío, como a muchas personas más, le retuvieron sus ahorros. La gente protesta porque está muy enojada”, me dice. ¿Y a nosotros? le pregunto. “Nosotros no teníamos mucha plata en el banco”, responde.
Yo sentí siempre a Capital Federal como un lugar muy lejano a mí ciudad, Chivilcoy, a pesar de la corta distancia que existe entre ambas y nunca me interesé por lo que pasaba allá. Pero, las palabras de mi papá me desilusionan. Fernando de la Rúa es el primer presidente que llamó mi atención. Me acuerdo de las elecciones: yo quería que gane él y me puse contenta cuado sucedió, me trasmitía mucha tranquilidad y confianza.
Son las doce del medio día, me gusta dormir hasta tarde los sábados. Mi casa esta vacía, me pregunto dónde estarán todos. Los busco en el comedor, en la cocina, corro por el pasillo que lleva a la calle. Ahí están, parados en la vereda. Estoy en pantuflas, pero quiero saber qué están mirando.
Me quedo paralizada. Todo ese desastre que había visto días atrás por la tele, todo ese lío que sentía que no me pertenecía, está pasando en mi ciudad. La gente está rompiendo las ventanas de uno de los supermercados más grandes de Chivilcoy, ubicado a dos cuadras de mi casa. Algunos tienen las caras tapadas, otros capuchas y la mayoría lleva palos. Tengo miedo.
Escucho que mi papá me llama, pero no puedo responder. Siento odio hacia la inmensa ciudad porteña, la culpo de lo que pasa, no quiero que Chivilcoy se parezca a ella.
Me siento en el sillón, pienso. Necesito entender las razones por las que se queja un país entero.
Musicoterapia
Musicoterapia, entre el arte y la salud.
Por Antonela Galiani
En muchas ocasiones, las personas no pueden verbalizar sus sensaciones, sentimientos o pensamientos, ya sea por que poseen problemas motrices como mentales, o por que se encuentran en estado neurótico. La música aparece, entonces, como un medio de comunicación muy poderoso.
Desde que los seres humanos nacen, su mundo auditivo se
desarrolla a través de sonidos, melodías y cantos, que continúan presentes, influyéndolos, durante toda su vida. La Musicoterapia es una disciplina que utiliza la música, los sonidos, y en ocasiones el cuerpo, para realizar un abordaje terapéutico. Éste, parte de una superposición entre lo científico y el arte, y se apoya en un marco teórico propio. “Los musicoterapeutas no utilizamos la Musicoterapia, ya que ésta no es un método ni una técnica, sino, una disciplina que tiene su campo de saber en el territorio de la expresión. No pensamos en aplicar, sino, en modos de pensar la clínica basados en la escucha y la subjetividad”, declaró Luciana Licastro, Coordinadora de Musicoterapia del Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutierrez.
Esta disciplina, con sólo 45 años de antigüedad, se creó en sus comienzos para abordar patologías muy graves como el autismo, la psicosis infantil y las enfermedades neurológicas. A medida que pasaron los años, el campo de acción fue creciendo, multiplicándose. “Hoy, ese campo es muy diverso y los objetivos varían en relación a las diferentes especialidades: hay musicoterapeutas que trabajan con personas de tercera edad, neuróticos, embarazadas, niños con discapacidades cognitivas, parálisis cerebral. Pero, también, se trabaja, por ejemplo, con psicólogos o psiquiatras que eligen esta forma de terapia, ya que su amplio manejo de lo verbal dificulta un análisis con sus pares, o algunos musicoterapeutas recién recibidos que desean adquirir experiencia para empezar a trabajar. Las personas con angustias, depresiones y problemas afectivos, también buscan en la música una forma de aliviar su sufrimiento”, declaró Ricardo Rodríguez, Licenciado en Musicoterapia.
Los recursos musicales que se utilizan durante el tratamiento, se adecuan a las características y cualidades de cada paciente, es lo que se llama en Musicoterapia el seting: “Nosotros trabajamos con la singularidad, es decir, cada abordaje se va a pensar de acuerdo a cada paciente. Se busca un lugar activo y de interacción por parte de ellos. Es un trabajo procesal, de sesión a sesión, que permite ver de qué manera los pacientes van construyendo subjetividad y desplegando su espontaneidad”, explicó Licastro.
El musicoterapeuta debe poder lograr, de manera conjunta con el paciente, un análisis de las producciones sonoras grabadas durante cada sesión; éstas constituyen un material de análisis fundamental. “El particular uso de la música permite una comunicación inconsciente muy profunda en las personas. Con la palabra hay cuestiones que pueden censurarse, o simplemente se vuelve difícil ponerle un nombre a ese malestar. Buscamos que el paciente se comunique con ese conflicto desde un lugar más artístico. La traducción del problema, se encontrará en la capacidad del musicoterapeuta de poder leerlo y realizar, con el paciente, una cadena de asociaciones para destrabar ese conflicto. Así, esa estructura sonora termina dando cuenta de la estructura psíquica del paciente”, afirmó Rodríguez.
En ocasiones, la Musicoterapia trabaja de forma interdisciplinaria con otras áreas como la psicopedagogía y psiquiatría. “Muchos niños son derivados por otros especialistas trayendo un diagnóstico de base. Sin embargo, es muy rico ver el efecto de esa patología no solo en el nene, también, en su entorno familiar”, explicó Rodríguez.
“La música es una herramienta muy poderosa que ha logrado resultados positivos muy notables. Ahora bien, ésta no es necesariamente buena o mala, lo que sí ayuda es el vínculo y el uso dosificado e inteligente de lo sonoro al servicio de la comunicación y de la elaboración de un conflicto”, manifestó Rodríguez.
Historia del Jean
Historia del jean
La prenda de todos los tiempos
Desde su invención aproximadamente en 1850, la tela trasgredió las diferentes épocas y se convirtió en una de las más usadas por personas de distintas clases sociales.
Bordados, pintados, nevados, rotos, con cadenas y tachas. Eran mediados del siglo XIX cuando un ingenioso comerciante nacido en Baviera descubrió una de las prendas más importantes de todos lo tiempos: el jean. Se llamaba Levi Strauss y durante esa época comercializaba lona para tiendas de campaña y carretas.
Todo comenzó el día en que un buscador de oro le comentó que los pantalones de los trabajadores en las minas se rompían continuamente y que necesitaban una prenda que resistiese a la intemperie, que fuese cómoda y que, además, tuviese bolsillos fuertes para guardar en ellos las muestras de rocas encontradas. El joven inmediatamente mandó a confeccionar un pantalón. Poco tiempo después suplantó la lona por una tela de algodón resistente fabricada en Francia y conocida como Sarga de Nimes, pero que luego pasó a llamarse Denim. Así, el jean se convirtió en una prenda útil para la industria minera, era de color marrón, rematado con refuerzo de cobre y sin bolsillos traseros.
Para 1873 los pantalones de Denim ya eran azules, pero en lugar de presillas para cinturón tenían botones para los tiradores. Recién un siglo después, se los va reconocer oficialmente con el nombre de jean.
Hasta mediados del siglo XX, solo los vestían las personas pertenecientes a la elite, en especial, aquellos hijos de estancieros. Pero durante el transcurso de los años ’50 la prenda comenzó a ser adoptada por los jóvenes como una moda. Desde que James Dean en Rebelde sin causa y Marlon Brandon en Salvaje usaron pantalones ajustados, ponerse uno era una forma de protesta contra el conformismo, una manera de demostrar independencia y libertad.
Durante los años 60 el jean fue ganando aceptación y se convirtió en el uniforme de los hippies. Para los 70, ya era una prenda de uso corriente y podía encontrarse con cintura alta, anchos en la parte de abajo (bota campana), y generalmente bordados con motivos y flores. También durante esa época, Levi Strauss estrenó la clásica etiqueta roja que hoy lo destaca entre otros y llegó al país la primera marca nacional y popular: los Far West. Otros fabricantes clásicos han sido Lee y Wrangler.
En los años 80 el jean volvió a transformarse: eran muy ajustados en las piernas y tobillos, y se conocían como pantalones bombilla. El siglo XXI llegó con el último cambio notable: la cintura baja que permite ver la panza de las mujeres.
De los trabajos forzados en las minas hasta el glamour de las pasarelas. El jean es una prenda que nunca pasará de moda y que además es muy fácil de combinar. Existen todo tipo de indumentaria hechas con Denim: camperas, jumpers, polleras,
trajes, camisas.
Sin embargo, el jean ha tenido y tiene aún un papel más importante en la historia que “estar de moda”. Es una prenda que contribuye a la igualdad: desde la persona más humilde hasta el más rico y famosos de los personajes ha tenido uno.
El 26 de febrero es el día universal de una prenda que logró conectar a muchas generaciones y subculturas, y que fue accesible para casi todas las personas.
La prenda de todos los tiempos
Desde su invención aproximadamente en 1850, la tela trasgredió las diferentes épocas y se convirtió en una de las más usadas por personas de distintas clases sociales.
Bordados, pintados, nevados, rotos, con cadenas y tachas. Eran mediados del siglo XIX cuando un ingenioso comerciante nacido en Baviera descubrió una de las prendas más importantes de todos lo tiempos: el jean. Se llamaba Levi Strauss y durante esa época comercializaba lona para tiendas de campaña y carretas.
Todo comenzó el día en que un buscador de oro le comentó que los pantalones de los trabajadores en las minas se rompían continuamente y que necesitaban una prenda que resistiese a la intemperie, que fuese cómoda y que, además, tuviese bolsillos fuertes para guardar en ellos las muestras de rocas encontradas. El joven inmediatamente mandó a confeccionar un pantalón. Poco tiempo después suplantó la lona por una tela de algodón resistente fabricada en Francia y conocida como Sarga de Nimes, pero que luego pasó a llamarse Denim. Así, el jean se convirtió en una prenda útil para la industria minera, era de color marrón, rematado con refuerzo de cobre y sin bolsillos traseros.
Para 1873 los pantalones de Denim ya eran azules, pero en lugar de presillas para cinturón tenían botones para los tiradores. Recién un siglo después, se los va reconocer oficialmente con el nombre de jean.
Hasta mediados del siglo XX, solo los vestían las personas pertenecientes a la elite, en especial, aquellos hijos de estancieros. Pero durante el transcurso de los años ’50 la prenda comenzó a ser adoptada por los jóvenes como una moda. Desde que James Dean en Rebelde sin causa y Marlon Brandon en Salvaje usaron pantalones ajustados, ponerse uno era una forma de protesta contra el conformismo, una manera de demostrar independencia y libertad.
Durante los años 60 el jean fue ganando aceptación y se convirtió en el uniforme de los hippies. Para los 70, ya era una prenda de uso corriente y podía encontrarse con cintura alta, anchos en la parte de abajo (bota campana), y generalmente bordados con motivos y flores. También durante esa época, Levi Strauss estrenó la clásica etiqueta roja que hoy lo destaca entre otros y llegó al país la primera marca nacional y popular: los Far West. Otros fabricantes clásicos han sido Lee y Wrangler.
En los años 80 el jean volvió a transformarse: eran muy ajustados en las piernas y tobillos, y se conocían como pantalones bombilla. El siglo XXI llegó con el último cambio notable: la cintura baja que permite ver la panza de las mujeres.
De los trabajos forzados en las minas hasta el glamour de las pasarelas. El jean es una prenda que nunca pasará de moda y que además es muy fácil de combinar. Existen todo tipo de indumentaria hechas con Denim: camperas, jumpers, polleras,
trajes, camisas.
Sin embargo, el jean ha tenido y tiene aún un papel más importante en la historia que “estar de moda”. Es una prenda que contribuye a la igualdad: desde la persona más humilde hasta el más rico y famosos de los personajes ha tenido uno.
El 26 de febrero es el día universal de una prenda que logró conectar a muchas generaciones y subculturas, y que fue accesible para casi todas las personas.
Entrevista a Rodolfo Barili
Rodolfo Barili íntimo
La fuerza y el encanto de su voz se apoderan de la recepción vacía de Telefé, en Carlos Calvo al 1500. Su pelo, perfecto y exento, desde hace tiempo, del jopo que tanto lo caracterizaba. Un traje oscuro, corbata roja y sonrisa amable luce Rodolfo Barili, el conductor y productor ejecutivo de la emisión Telefé Noticias a las 20, el noticiero elegido por el público argentino.
“Exigente, autocrítico, pero sobre todo, apasionado”, se define. Barili está ligado al periodismo desde que era adolescente. Fue director del periódico de su escuela, a los 16 años empezó a trabajar en la radio de su pueblo natal –Rauch- y cuatro años después ya estaba ocupando un lugar en Telefé. “Soy un tipo que siempre buscó que las cosas fueran mejores, ahí está el gen que me hace creer que desde el periodismo se puede lograr una democracia que nos abarque a todos, y no ésta donde hay algunos privilegiados que se llevan todo y otros que no tienen nada”, asegura.
-Desde mayo de este año estás a cargo de la producción ejecutiva de la emisión de las 20. ¿Qué significa esto en tu vida?
-Es espectacular. Con este formato, el noticiero se convirtió en algo muy televisivo y, a la vez, en algo muy profundo en dónde podemos reír y llorar. Logramos, por fin, mostrar la identidad de lo que hacemos. Además, poder dirigir a los mismos tipos con los que entré hace 16 años, es un privilegio, un orgullo y una responsabilidad. En lo personal, me separé, lo que no me permite quizás dimensionar todo lo que logramos en este año.
-Hace sólo tres meses de tu separación. ¿Cómo estás viviendo este momento?
-Estoy en plena decadencia, pasando el peor momento de mi vida. Hago terapia, aunque todavía no me sirve de nada. Cuando te vas de tu casa dimensionás lo que perdiste, que es la cotidianeidad e intentás recuperarla en el momento en que estás con tus hijos. Cuando uno se siente así, es complicado concentrarse, aunque el laburo actúe como un escape real. Yo amo mi trabajo y no puedo hacer otra cosa que trabajar, pero a la vez me aborrezco por eso. Imaginate que llego al canal a las doce del medio día y termino diez y pico de la noche. Es muy difícil estar conmigo.
-¿Cómo sos como papá?
-Intento que crezcan libres, con los límites lógicos. Yo siempre le digo a mis hijos, aunque todavía no entiendan mucho porque Dante tiene 5 y Benicio 3, que hagan cualquier cosa pero con pasión, que se entreguen a lo que fuera, a vivir intensamente, a llorar intensamente, y que busquen la felicidad a cualquier precio. Y después decidir, el mundo es de los que deciden. Creo que uno es como es por cómo lo han criado y por cómo te puede ayudar o no terapia (se ríe).
“Rodhy”, el chico de pueblo, el hijo de “Ñata”, el hermano de Silvina, el amigo del “Narigón”, afirma haber tenido una infancia feliz. “En Rauch hice los mejores amigos de mi vida, tuve mucha adolescencia, mucho deporte, mucha fiesta, mucha chica. Crecí con la fortuna de tener libertad pero con límites a la vez, algo que le agradezco a mi madre. Mi viejo, se fue de mi casa cuando yo era chico, nunca nos pasó plata y yo lo veía sólo una vez por año. Su ausencia me afectó, obviamente, lo necesité. Sin embargo, nunca sentí que me faltó algo”, confiesa.
Mudarse a Buenos Aires fue una etapa difícil en la vida de un hombre que luchó con pasión por ocupar el lugar que tiene hoy. “Viví en la casa de un amigo, en una pensión, en el estudio de una radio y en el monoambiente de un tío con toda su familia; fueron años muy difíciles. Mi vieja, pobre, no podía mandarme casi nada, colaboraba toda mi familia, y también una asociación rotaria de Rauch que me enviaba 100 pesos por mes”, cuenta.
-Cuando vivías en tu pueblo tenías una banda de rock, me imagino que con esa voz fuiste el cantante…
-Así es, fui el cantante y el guitarrista, estuvimos juntos un año, hacíamos nuestras propias canciones porque éramos malísimos, no podíamos imitar a nadie. Fuimos teloneros una sola vez cuando Los Violadores fueron a Rauch, debutamos con ellos ante dos mil personas. Fue una de las experiencias más lindas que recuerdo.
Loco por la música, coleccionista de discos de vinilo e hincha de San Lorenzo, Barili disfruta hoy de los momentos que pasa con sus hijos. “Ir con Dante a la cancha, vivir su fascinación es espectacular, un sueño que yo no pude cumplir por la ausencia de mi papá. Durante mi adolescencia no fui un tipo futbolero, quizás para negar a mi viejo. Pero después sentí la necesidad de revivirlo por mis hijos. La pasión por algo que te identifica, está bueno, me gusta trasmitir esa idea”, asegura.
-¿Tenés manías?
-Tengo muchas, pero si las digo nunca más voy a hacer pareja (sonríe). El orden es una de esas, tengo un desorden y ahí también hay un orden. Soy un tipo que no se compra ropa, puedo tener la misma remera desde hace años, vos me ves todo arregladito, pero soy un desastre. Eso es un problema. Prefiero siempre quedarme en mi casa, porque estoy todo el día afuera, y eso también jode. Además, soy muy exigente y muy franco, eso cuesta. Y tengo unas cuantas manías más… ronco, eso me dijeron (risas).
Revuelve el cortado mientras piensa. Saca un cigarrillo. “Fumo desde los 20 años, una muestra de mi escasa inteligencia. Es mi único vicio, por ahora, más allá del dulce de leche, los tallarines de mi vieja, las tortas fritas a la grasa y el almíbar con pasteles que mi abuela hace sólo para mí”, cuenta.
Comprometido y autoexigente con su labor, Rodolfo Barili busca hoy consolidar aún más su equipo de Telefé Noticias. Sin embargo, trabajar en radio es algo que sigue pendiente en la vida de un hombre que no se detiene.
El periodismo, su pasión
• Rodolfo Barili nació el 30 de noviembre de 1972 en Rauch, provincia de Buenos Aires.
• En 1988 comenzó a trabajar en una radio de su pueblo.
• En 1991 se mudó a Capital federal para poder estudiar en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER).
• En 1993 se recibió de locutor. En octubre de ese año ya había comenzado a trabajar en Red de Noticias, el canal de noticias de Telefé, y a los pocos meses ya participaba del staff de Telefé Noticias.
• En 1998 hizo su primer reemplazo como conductor.
• Desde el 12 de agosto de 2002 conduce la edición central de Telefé Noticias.
• Desde mayo de 2009 es el productor ejecutivo de la emisión Telefé Noticas a las 20.
“Cualquier cosa, pero con pasión”
Tiene 37 años, es el conductor y productor de Telefé Noticias a las 20, el noticiero más visto de la televisión argentina. Está pasando el mejor momento de su carrera, pero uno muy difícil de su vida personal.
La fuerza y el encanto de su voz se apoderan de la recepción vacía de Telefé, en Carlos Calvo al 1500. Su pelo, perfecto y exento, desde hace tiempo, del jopo que tanto lo caracterizaba. Un traje oscuro, corbata roja y sonrisa amable luce Rodolfo Barili, el conductor y productor ejecutivo de la emisión Telefé Noticias a las 20, el noticiero elegido por el público argentino.
“Exigente, autocrítico, pero sobre todo, apasionado”, se define. Barili está ligado al periodismo desde que era adolescente. Fue director del periódico de su escuela, a los 16 años empezó a trabajar en la radio de su pueblo natal –Rauch- y cuatro años después ya estaba ocupando un lugar en Telefé. “Soy un tipo que siempre buscó que las cosas fueran mejores, ahí está el gen que me hace creer que desde el periodismo se puede lograr una democracia que nos abarque a todos, y no ésta donde hay algunos privilegiados que se llevan todo y otros que no tienen nada”, asegura.
-Desde mayo de este año estás a cargo de la producción ejecutiva de la emisión de las 20. ¿Qué significa esto en tu vida?
-Es espectacular. Con este formato, el noticiero se convirtió en algo muy televisivo y, a la vez, en algo muy profundo en dónde podemos reír y llorar. Logramos, por fin, mostrar la identidad de lo que hacemos. Además, poder dirigir a los mismos tipos con los que entré hace 16 años, es un privilegio, un orgullo y una responsabilidad. En lo personal, me separé, lo que no me permite quizás dimensionar todo lo que logramos en este año.
-Hace sólo tres meses de tu separación. ¿Cómo estás viviendo este momento?
-Estoy en plena decadencia, pasando el peor momento de mi vida. Hago terapia, aunque todavía no me sirve de nada. Cuando te vas de tu casa dimensionás lo que perdiste, que es la cotidianeidad e intentás recuperarla en el momento en que estás con tus hijos. Cuando uno se siente así, es complicado concentrarse, aunque el laburo actúe como un escape real. Yo amo mi trabajo y no puedo hacer otra cosa que trabajar, pero a la vez me aborrezco por eso. Imaginate que llego al canal a las doce del medio día y termino diez y pico de la noche. Es muy difícil estar conmigo.
-¿Cómo sos como papá?
-Intento que crezcan libres, con los límites lógicos. Yo siempre le digo a mis hijos, aunque todavía no entiendan mucho porque Dante tiene 5 y Benicio 3, que hagan cualquier cosa pero con pasión, que se entreguen a lo que fuera, a vivir intensamente, a llorar intensamente, y que busquen la felicidad a cualquier precio. Y después decidir, el mundo es de los que deciden. Creo que uno es como es por cómo lo han criado y por cómo te puede ayudar o no terapia (se ríe).
“Rodhy”, el chico de pueblo, el hijo de “Ñata”, el hermano de Silvina, el amigo del “Narigón”, afirma haber tenido una infancia feliz. “En Rauch hice los mejores amigos de mi vida, tuve mucha adolescencia, mucho deporte, mucha fiesta, mucha chica. Crecí con la fortuna de tener libertad pero con límites a la vez, algo que le agradezco a mi madre. Mi viejo, se fue de mi casa cuando yo era chico, nunca nos pasó plata y yo lo veía sólo una vez por año. Su ausencia me afectó, obviamente, lo necesité. Sin embargo, nunca sentí que me faltó algo”, confiesa.
Mudarse a Buenos Aires fue una etapa difícil en la vida de un hombre que luchó con pasión por ocupar el lugar que tiene hoy. “Viví en la casa de un amigo, en una pensión, en el estudio de una radio y en el monoambiente de un tío con toda su familia; fueron años muy difíciles. Mi vieja, pobre, no podía mandarme casi nada, colaboraba toda mi familia, y también una asociación rotaria de Rauch que me enviaba 100 pesos por mes”, cuenta.
-Cuando vivías en tu pueblo tenías una banda de rock, me imagino que con esa voz fuiste el cantante…
-Así es, fui el cantante y el guitarrista, estuvimos juntos un año, hacíamos nuestras propias canciones porque éramos malísimos, no podíamos imitar a nadie. Fuimos teloneros una sola vez cuando Los Violadores fueron a Rauch, debutamos con ellos ante dos mil personas. Fue una de las experiencias más lindas que recuerdo.
Loco por la música, coleccionista de discos de vinilo e hincha de San Lorenzo, Barili disfruta hoy de los momentos que pasa con sus hijos. “Ir con Dante a la cancha, vivir su fascinación es espectacular, un sueño que yo no pude cumplir por la ausencia de mi papá. Durante mi adolescencia no fui un tipo futbolero, quizás para negar a mi viejo. Pero después sentí la necesidad de revivirlo por mis hijos. La pasión por algo que te identifica, está bueno, me gusta trasmitir esa idea”, asegura.
-¿Tenés manías?
-Tengo muchas, pero si las digo nunca más voy a hacer pareja (sonríe). El orden es una de esas, tengo un desorden y ahí también hay un orden. Soy un tipo que no se compra ropa, puedo tener la misma remera desde hace años, vos me ves todo arregladito, pero soy un desastre. Eso es un problema. Prefiero siempre quedarme en mi casa, porque estoy todo el día afuera, y eso también jode. Además, soy muy exigente y muy franco, eso cuesta. Y tengo unas cuantas manías más… ronco, eso me dijeron (risas).
Revuelve el cortado mientras piensa. Saca un cigarrillo. “Fumo desde los 20 años, una muestra de mi escasa inteligencia. Es mi único vicio, por ahora, más allá del dulce de leche, los tallarines de mi vieja, las tortas fritas a la grasa y el almíbar con pasteles que mi abuela hace sólo para mí”, cuenta.
Comprometido y autoexigente con su labor, Rodolfo Barili busca hoy consolidar aún más su equipo de Telefé Noticias. Sin embargo, trabajar en radio es algo que sigue pendiente en la vida de un hombre que no se detiene.
El periodismo, su pasión
• Rodolfo Barili nació el 30 de noviembre de 1972 en Rauch, provincia de Buenos Aires.
• En 1988 comenzó a trabajar en una radio de su pueblo.
• En 1991 se mudó a Capital federal para poder estudiar en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER).
• En 1993 se recibió de locutor. En octubre de ese año ya había comenzado a trabajar en Red de Noticias, el canal de noticias de Telefé, y a los pocos meses ya participaba del staff de Telefé Noticias.
• En 1998 hizo su primer reemplazo como conductor.
• Desde el 12 de agosto de 2002 conduce la edición central de Telefé Noticias.
• Desde mayo de 2009 es el productor ejecutivo de la emisión Telefé Noticas a las 20.
Entrevista a Mora Godoy
Mora Godoy
“Mi éxito no me hace perder la cabeza y menos las ganas de salir al escenario”
Es la bailarina y coreógrafa de tango más prestigiosas de la Argentina. Instaló una nueva forma de bailar, en la que combina lo tradicional y lo moderno del tango, con técnicas de ballet clásico. Recorrió el mundo con exitosos espectáculos que le proporcionaron un gran reconocimiento.
Ordenada, exigente, hiperactiva y extremadamente apasionada son adjetivos que definen a Mora Godoy. Esta bailarina, coreógrafa, directora y productora tiene un reconocimiento mundial muy merecido. Egresó como Bailarina Clásica del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Debutó bailando profesionalmente a los once años y al poco tiempo fue a perfeccionarse a Rusia, de la mano de Olga Ferri.
Comenzó su carrera en la compañía Tangox2 y desde allí no paró de trabajar. La Academia de Tango Nacional la nombró miembro de la generación intermedia, entre muchos otros premios que recibió. Fue elegida por los Rolling Stones para realizar un show privado y fue tapa de la revista Playboy en 2006. Recorrió el mundo con exitosos shows que ella misma dirigió, como Tanguera, Tangodisea y Shine On Tour 2008. Tiene su propia compañía y hace 10 años que dirige una Escuela de Tango.
Mora es una mujer emprendedora y muy activa. Pero, cuando llega a su casa, la exitosa bailarina desaparece y se puede ver a una mamá relajada que se dedica exclusivamente a su hija. Cuadros con fotos de ambas invaden las paredes de su hogar. Plantas de diferentes verdes decoran el balcón de una mujer sencilla que sabe claramente lo que quiere.
Su nueva obra: Puerto Buenos Aires es un musical que combina lo tradicional y lo vanguardista del tango en el ámbito de Puerto Madero. Mora Godoy protagoniza el espectáculo junto a Maximiliano Guerra, Patricia Sosa y Raúl Lavie. Dirigido y coreografiado por Gustavo Zajac.
¿Cómo vivís Puerto Buenos Aires, tu nueva obra?
La verdad que muy bien, mejor de lo que me imaginaba. Creo que cuando uno hace un trabajo de varios meses lo más importante es ir feliz, poder relajarse y estar tranquila. Es una de las cosas que hace tiempo me propuse dentro de mi carrera, poder hacer trabajos en los cuales sea feliz para lograr disfrutar de lo que más me gusta, bailar. Estoy en un muy buen momento, tan particular que me permite hacer este tipo de obra en el que hay cuatro protagonistas. Todos estos años yo estuve acostumbrada a protagonizar sola mis espectáculos, y no solamente eso, también a dirigirlos, a coreografiarlos, pensar en el vestuario; a producirlos prácticamente. Este musical me dio la posibilidad de poder disfrutar desde otro lugar y atender más a mi hija, por ejemplo.
Durante el musical realizas dúos con Maximiliano Guerra ¿Cómo te sentís trabajando con él?
Muy bien, es muy buen compañero. En realidad los cuatro protagonistas nos llevamos perfectamente, hay muy buen clima de compañerismo, lo que es muy importante.
¿Cómo es el recibimiento por parte del público?
Es divino, todas las noches el público se lleva algo de cada uno de nosotros. Es un espectáculo con una diversidad enorme de cantos, bailes y con un gran equipo de bailarines. Lo que me parece más importante es que es un 2009 muy duro en Argentina y hay un empresario, que es Cristián Caram, que se jugó por una mega apuesta, lo que es muy valioso.
¿Cuál es el momento de la obra que más disfrutas?
El momento que más disfruto es el baile que hago de rojo porque tiene mucho de mí, es una síntesis de lo que soy yo como bailarina. Contiene cosas de Jazz, de un tango muy vertiginoso y todo ese movimiento de manos que yo traigo del ballet. Es una interpretación que bailo sola, en pareja y en trío. Me parece que simplifica un poco mi carrera.
¿Cuándo comenzó tu interés por el tango?
Desde que lo escuche prácticamente. Cuando estaba estudiando en el Teatro Colón oí a Piazzolla y me encantó. Desde ese momento, me quedo como un bichito, algo adentro que siempre quise hacer. Cuando yo empecé a estudiar tango no había las academias que hay hoy, era bastante difícil saber dónde, cómo y con quién estudiar. Pero eso se fue forjando, y entré en una compañía que se llama tangox2 dónde estuve 5 años. Después de ahí, hice las clases para aprender a bailar tango en Sólo Tango, que se lanzaron a todo el mundo. Así, empecé a hacerme conocida, armé mi propia compañía y luego mi escuela que tiene hoy más de 300 alumnos, y cumplió más de diez años. Además, el multipremiado Tanguera que me consagra y me pone de alguna manera en otro lugar. De ahí no pare de hacer cosas.
Sus comienzos y sus experiencias como bailarina alrededor de todo el mundo.
Debutaste bailando profesionalmente a los once años y te fuiste al exterior cuando eras muy chica ¿Cómo fue esa etapa en tu vida?
Una etapa en la que aprendí a ser grande siendo chiquita. Imaginate que a los 11 años tenía un compromiso muy grande en el Teatro Colón haciendo Don Quijote, el Lago de los Cisnes, Hansel y Gretel y muchísimas obras más. A los 17 años viajé con Olga Ferri a Rusia donde me perfeccioné. Sí, crecí de golpe. Pero, eso me sirvió para tener la perseverancia, la paciencia y la tranquilidad para saber esperar el momento, y poder luchar y pelear por lo que más me gusta hacer que es bailar.
¿Tu familia te apoyo?
Sí, de eso no me puedo quejar.
A partir de ese momento, recorriste el mundo haciendo lo que te gusta, te perfeccionaste en el exterior y triunfaste ¿Es difícil mantenerse con los pies sobre la tierra?
Yo siento que más allá de mi éxito, mi trabajo fue muy escalonado, paso a paso, mes a mes, año a año y siento que eso me sustenta y me da una raíz muy fuerte. De ninguna manera pierdo la cabeza y menos esas ganas de salir al escenario, de pelearla cada día y de sentir cada vez cosas diferentes.
¿Qué trabajo o gira fue el que más satisfacciones te trajo?
Siempre que emprendo algo nuevo digo esto es lo más. Cada año, cada país, cada afiche que yo veo en las calles con mi foto, con mi nombre es una gran emoción. Siento que cada cosa la disfruto y la vivo como única. Sí te puedo nombrar hitos como haber tenido a Mick Jagger a un metro de distancia.
Su vida privada.
¿Cómo es un día en la vida de una persona tan activa como vos?
Trato de no enloquecerme. Por ejemplo, ayer fue mi día libre y fui a ver el hombre araña con mi hija y con mis sobrinos; yo soy muy mamá y muy tía. De ahí, los traje a mi casa a comer pizza, hice dormir a Bianca y me fui a una fiesta porque había un grupo de empresarios que quería conocerme para contratar mi grupo; volví a las 3 de la mañana. Hoy me desperté, estuve con mi hija, hice una nota con producción de fotos para una revista importante que duró dos horas acá en mi casa, después tuve que responder 20 mails, más los llamados a mi oficina, más los contratos. Ahora estoy haciendo un reportaje, en una hora me voy al show y vuelvo a las 2 de la mañana. También tengo que estar muy pendiente de mi escuela.
¿Te cansas o te desbordas a veces? La bailarina en la obra, la profesora en la escuela, la madre en el hogar y todavía queda ocuparse de la mujer.
Sí, la verdad que son muchas cosas. Pero, yo soy muy ordenada y eso me permite estar hoy tranquila tomando un té con mi mamá o disfrutando de mi hija. Además, estoy diciendo que no a muchos trabajos o propuestas, trato de elegir donde quiero estar.
Mora Godoy y su ex pareja Junior Cervila estaban de gira por Rusia cuando se enteraron que iban a ser padres. La bailarina comenzó a sentirse cansada y agitada durante los espectáculos, y se realizó, entonces, un análisis de sangre que le debeló la buena noticia. Desde allí, todo fue alegría para la pareja. Mora fue una embarazada muy activa que bailó durante los primeros cuatro meses y se entrenó, con los cuidados necesarios, durante el resto del embarazo.
Después de casi dos años del nacimiento de Bianca, el 13 de junio de 2007, Mora esta enloquecida con ella. “Nuestra relación es divina, somos muy pegadas, siamesas para todos lados. Estoy fascinada, enamorada de mi hija”.
¿Se te ve muy exigente con vos misma, sos así con Bianca?
No, la verdad es que la dejo hacer lo que quiere.
Dicen que el talento también se hereda ¿Te gustaría que siga los pasos de su madre?
Me gustaría que ella haga lo que quiera, no quiero imponerle nada, ni decirle lo que tiene que hacer. La verdad es que no necesito bailar a través de ella, ni exigirle cosas que yo no haya hecho o que quiera repetir; yo la voy a apoyar en lo que sea. Igualmente ella no para de bailar cuando me ve.
¿Te gustaría tener más hijos?
Sí me encantaría, pero no ahora. Recién me recuperé y estoy nuevamente en acción después de mucho entrenamiento.
¿Tenés alguna Manía?
mmm… no. Lo que sí me gusta es estar sola. Imagínate que yo estoy todo el tiempo con gente, hay momentos en los que necesito soledad. Me gusta estar mucho en mi casa, me gustan las plantas, conectarme con cosas que me trasmitan paz, porque el escenario te da una adrenalina muy grande y es muy fuerte salir frente al público todas las noche. Fuera de eso, a veces me gusta estar sin maquillaje, sin vestirme, tranquila en mi casa. Yo bajo del escenario y soy Mora, me desprendo rápido del personaje.
¿Te queda algo en el tintero Mora?
Sí, llegar a Broadway, ya veremos cómo. Es lo último que me quedaría, si se cumple se cumple.
Mora Godoy, íntima con los Rolling Stones
Mora Godoy fue la bailarina elegida por los Rolling Stones en su gira por Buenos Aires a principios de 2006, para realizar un show privado para ellos y sus familias. La banda británica quería ver un gran espectáculo de tango y aprender a bailarlo. “Eso te puedo decir que fue único, haberlos tenido a los cuatros ahí con sus familias, y el hecho que me vieran bailar, que me eligieran, esas cosas sí me parecen como increíbles. No entró nadie de prensa, sólo estábamos nosotros. Es un momento que siempre recuerdo y voy a recordar, ellos se reían como locos, gritaban, y yo no podía creer que estuviera pasando”, contó Mora. Después del show, la reconocida bailarina les dio una pequeña clase de tango porque “los Rolling estaban fascinados”. La única condición que pusieron los maestros del rock fue que no se sacaran fotos ni se filmara. Sin embargo, ellos registraron cada momento del show de Mora, quien en el final del encuentro pudo conseguir una foto con Jagger. Después del espectáculo, la banda invitó a la tanguera y a todos sus bailarines a tomar algo todos juntos. “Hay muchas cosas que me permitió el tango, mi carrera, mi devoción, y siento que ese amor me retorna, me vuelve”, declaró Mora.
La Murga
Música popular
La alegría su instrumento, la denuncia su objetivo
Por Antonela Galiani
Es divertida, comunitaria, generacional y, sobre todo, crítica. La murga denuncia y protesta contra el poder, la política, lo cotidiano y la sociedad, pero de la manera más productiva: riéndose.
Dicen que las noches de carnaval nacieron en la época colonial cuando los esclavos se escondían para bailar y parodiar a sus amos. Se reunían alrededor del fuego y vestían las levitas y galeras que sus señores habían descartado. A pesar de tener sus pies encadenados, bailaban al ritmo de los tambores buscando representar con sus pasos el sometimiento y el anhelo de libertad. Este baile perduró en el tiempo y se enriqueció con la llegada de los inmigrantes al Río de la Plata, a principios del siglo XX.
“La murga tiene que ver, sin duda, con un baile afro y negro, ya que el bombo con platillos es propio de ellos, y su espíritu está totalmente relacionado con la emancipación. Pero, aunque yo crea que sí, no puedo afirmar que fue creada por los esclavos: la murga ha sufrido muchos atravesamientos”, señala Rubén Espiño, director de la murga de Palermo Atrevidos por Costumbre.
Existe, sin duda, un punto de convergencia muy fuerte entre ese baile esclavo de la época colonial y la murga actual de los sectores más marginados de la sociedad: ambos son promovidos por la búsqueda de libertad y el deseo de ser escuchados. “La murga sigue una línea histórica de sectores sometidos que se liberan en un acto colectivo, en determinado momento del año, bailando a su manera y diciendo sus cosas”, explica Pedro Fernández Moujan, director de la película Murgas y Murgueros.
La murga apareció en la ciudad de Buenos Aires entre las décadas del 40 y 50, y se mantuvo en auge hasta los años 70. A partir de entonces, esta manifestación popular comenzó a sufrir un notable declive: “Por un lado, en los 70 se da la explosión del pop, es como una época de carnaval permanente y la murga queda envejecida. Además, la dictadura militar reprimió toda manifestación callejera y popular, de hecho suprimió el feriado de carnaval. Entonces, los únicos que quedan resistiendo en la murga son sectores marginales, que tienen una apuesta muy fuerte en la calle, pero a la vez muy violenta. Esto genera un notable alejamiento del público. La murga comienza a remontar a fines de los 80 con un aporte fundamental del músico y profesor Coco Romero, que arma talleres y convoca a viejos murgueros. Esto se suma a que todavía quedaban algunas murgas en actividad, y a la apertura de todo lo democrático. Así, los murgueros del barrio sienten que pueden volver y empiezan a rearmarse. En la década del 80 había aproximadamente veinte murgas, hoy hay en Buenos Aires entre 150 y 200”, relata Fernández Moujan.
Zapatillas de lona, caras pintadas y una fortaleza que combina con el verde, el violeta y el blanco del traje. Los murgueros de Atrevidos por Costumbre se preparan para “La Matanza”: la ronda de chicos agachados aplaude con entusiasmo a los compañeros que bailan en el centro. Patadas, giros, saltos y brazos que se mueven cómo látigos. Sus cuerpos y sus miradas, envueltos en brillos, colores y sonrisas, quieren hablar. Esto sucede porque integrar una murga no consiste solamente en aprender los pasos para poder participar en el carnaval de verano. Este baile tiene un significado más importante para los murgueros, y para la sociedad en general: es un elemento de denuncia que critica a través de la risa.
“La alegría es un fundamento vital de los pueblos. Yo creo que la denuncia cuando no tiene alegría se convierte en panfleto, es no construir algo nuevo, es no llegar a la gente porque es queja, y la queja hay que volverla propuesta. La murga tiene propuesta, transforma la angustia en afecto. Es una herramienta muy importante que saca a las personas de muchos dolores, que nutre a los pibes de elementos. Muchos chicos han venido a la murga con una historia muy marginal, pero nosotros apostamos a ellos”, cuenta Espiño.
Hasta hace veinte años, la murga estaba vinculada únicamente a los sectores bajos y medios bajos de la ciudad de Buenos Aires, por eso hoy está cruzada por códigos barriales, similares a los del fútbol o al de los chicos que se encuentran en las plazas, que proviene de los lugares urbanos más desfavorecidos.
Encuentro, amontonamiento, reunión son palabras que representan lo que significan las murgas para una ciudad. Las canciones no sólo refieren a política y a poder, también le hablan al barrio, un barrio que se une al identificarse con este baile y que se vuelve su apellido: Los Cometas de Boedo. “La murga te da arraigo, te posiciona en un lugar. La gente necesita decir de dónde es”, explica Espiño.
A pesar de la tradición y los objetivos en común, existen diferencias entre las murgas: algunas prefieren ser originales y luchan por sostener su particularidad, otras tienen muchos integrantes, otras son más rígidas en los pasos y algunas más creativas en sus letras, y a otras les gusta incorporar diferentes instrumentos. Esta decisión depende de los líderes, que son los pilares de cada murga. “Mi papel como director es poner en juego todas las capacidades individuales, todas las posibilidades que traen los chicos y así poder sostener un espacio de conjunto. Doy mucha libertad, pero también intento ser el garante de que todo se dé en un clima de armonía, tranquilidad y juego”, explica Espiño.
En la murga, el baile es tan importante como la letra. Existen pasos básicos que los directores les enseñan a los principiantes, pero cada murguero tiene la posibilidad de crear, de liberarse. Las canciones, escritas por sus directores, logran conmover al público, enojarlo, hacerlo reír. “El espectador puede engancharse de distintas maneras con la murga: desde el baile, el ritmo, la fuerza, la alegría, desde su denuncia social. La murga tiene muchas aristas”, afirma Fernández Moujan.
Pasión es una palabra que alimenta y mantiene vivo al mundo murguero. Sus integrantes se encuentran atravesados por un sentimiento de libertad, producto de un baile que los deja expresarse, denunciar, militar políticamente desde un lugar sano y productivo: la alegría, la felicidad, la diversión. “Cuando bailo murga siento liberación, siento que me puedo ir de las angustias, suspenderlas –cuenta Espiño emocionado- . La murga arma mi espíritu, siento que estoy ahí, que estoy presente y me hace bien”.
La alegría su instrumento, la denuncia su objetivo
Por Antonela Galiani
Es divertida, comunitaria, generacional y, sobre todo, crítica. La murga denuncia y protesta contra el poder, la política, lo cotidiano y la sociedad, pero de la manera más productiva: riéndose.
Dicen que las noches de carnaval nacieron en la época colonial cuando los esclavos se escondían para bailar y parodiar a sus amos. Se reunían alrededor del fuego y vestían las levitas y galeras que sus señores habían descartado. A pesar de tener sus pies encadenados, bailaban al ritmo de los tambores buscando representar con sus pasos el sometimiento y el anhelo de libertad. Este baile perduró en el tiempo y se enriqueció con la llegada de los inmigrantes al Río de la Plata, a principios del siglo XX.
“La murga tiene que ver, sin duda, con un baile afro y negro, ya que el bombo con platillos es propio de ellos, y su espíritu está totalmente relacionado con la emancipación. Pero, aunque yo crea que sí, no puedo afirmar que fue creada por los esclavos: la murga ha sufrido muchos atravesamientos”, señala Rubén Espiño, director de la murga de Palermo Atrevidos por Costumbre.
Existe, sin duda, un punto de convergencia muy fuerte entre ese baile esclavo de la época colonial y la murga actual de los sectores más marginados de la sociedad: ambos son promovidos por la búsqueda de libertad y el deseo de ser escuchados. “La murga sigue una línea histórica de sectores sometidos que se liberan en un acto colectivo, en determinado momento del año, bailando a su manera y diciendo sus cosas”, explica Pedro Fernández Moujan, director de la película Murgas y Murgueros.
La murga apareció en la ciudad de Buenos Aires entre las décadas del 40 y 50, y se mantuvo en auge hasta los años 70. A partir de entonces, esta manifestación popular comenzó a sufrir un notable declive: “Por un lado, en los 70 se da la explosión del pop, es como una época de carnaval permanente y la murga queda envejecida. Además, la dictadura militar reprimió toda manifestación callejera y popular, de hecho suprimió el feriado de carnaval. Entonces, los únicos que quedan resistiendo en la murga son sectores marginales, que tienen una apuesta muy fuerte en la calle, pero a la vez muy violenta. Esto genera un notable alejamiento del público. La murga comienza a remontar a fines de los 80 con un aporte fundamental del músico y profesor Coco Romero, que arma talleres y convoca a viejos murgueros. Esto se suma a que todavía quedaban algunas murgas en actividad, y a la apertura de todo lo democrático. Así, los murgueros del barrio sienten que pueden volver y empiezan a rearmarse. En la década del 80 había aproximadamente veinte murgas, hoy hay en Buenos Aires entre 150 y 200”, relata Fernández Moujan.
Zapatillas de lona, caras pintadas y una fortaleza que combina con el verde, el violeta y el blanco del traje. Los murgueros de Atrevidos por Costumbre se preparan para “La Matanza”: la ronda de chicos agachados aplaude con entusiasmo a los compañeros que bailan en el centro. Patadas, giros, saltos y brazos que se mueven cómo látigos. Sus cuerpos y sus miradas, envueltos en brillos, colores y sonrisas, quieren hablar. Esto sucede porque integrar una murga no consiste solamente en aprender los pasos para poder participar en el carnaval de verano. Este baile tiene un significado más importante para los murgueros, y para la sociedad en general: es un elemento de denuncia que critica a través de la risa.
“La alegría es un fundamento vital de los pueblos. Yo creo que la denuncia cuando no tiene alegría se convierte en panfleto, es no construir algo nuevo, es no llegar a la gente porque es queja, y la queja hay que volverla propuesta. La murga tiene propuesta, transforma la angustia en afecto. Es una herramienta muy importante que saca a las personas de muchos dolores, que nutre a los pibes de elementos. Muchos chicos han venido a la murga con una historia muy marginal, pero nosotros apostamos a ellos”, cuenta Espiño.
Hasta hace veinte años, la murga estaba vinculada únicamente a los sectores bajos y medios bajos de la ciudad de Buenos Aires, por eso hoy está cruzada por códigos barriales, similares a los del fútbol o al de los chicos que se encuentran en las plazas, que proviene de los lugares urbanos más desfavorecidos.
Encuentro, amontonamiento, reunión son palabras que representan lo que significan las murgas para una ciudad. Las canciones no sólo refieren a política y a poder, también le hablan al barrio, un barrio que se une al identificarse con este baile y que se vuelve su apellido: Los Cometas de Boedo. “La murga te da arraigo, te posiciona en un lugar. La gente necesita decir de dónde es”, explica Espiño.
A pesar de la tradición y los objetivos en común, existen diferencias entre las murgas: algunas prefieren ser originales y luchan por sostener su particularidad, otras tienen muchos integrantes, otras son más rígidas en los pasos y algunas más creativas en sus letras, y a otras les gusta incorporar diferentes instrumentos. Esta decisión depende de los líderes, que son los pilares de cada murga. “Mi papel como director es poner en juego todas las capacidades individuales, todas las posibilidades que traen los chicos y así poder sostener un espacio de conjunto. Doy mucha libertad, pero también intento ser el garante de que todo se dé en un clima de armonía, tranquilidad y juego”, explica Espiño.
En la murga, el baile es tan importante como la letra. Existen pasos básicos que los directores les enseñan a los principiantes, pero cada murguero tiene la posibilidad de crear, de liberarse. Las canciones, escritas por sus directores, logran conmover al público, enojarlo, hacerlo reír. “El espectador puede engancharse de distintas maneras con la murga: desde el baile, el ritmo, la fuerza, la alegría, desde su denuncia social. La murga tiene muchas aristas”, afirma Fernández Moujan.
Pasión es una palabra que alimenta y mantiene vivo al mundo murguero. Sus integrantes se encuentran atravesados por un sentimiento de libertad, producto de un baile que los deja expresarse, denunciar, militar políticamente desde un lugar sano y productivo: la alegría, la felicidad, la diversión. “Cuando bailo murga siento liberación, siento que me puedo ir de las angustias, suspenderlas –cuenta Espiño emocionado- . La murga arma mi espíritu, siento que estoy ahí, que estoy presente y me hace bien”.
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